En espera de que su patrón López Obrador la deponga.
La gota que derramó el vaso fue el demoledor el golpe tras la revelación de millonarias propiedades y fortuna mal habidas.
Fue un Twiter de 6 líneas que puso al descubierto la cloaca que se mueve atrás de la zacatecana que ya mismo no sabe cómo librarla sobre todo luego de escoger el peor camino de defensa, acusar de corrupto a Pepe Yunes cuando la corrupta es ella.
Más grave cuando utiliza defensores a modo como al corrupto radiodifusor Carlos Farráez para argumentar una defensa sustentada en que su opositor es un “chismoso” como si sus raterías fueran tema de verdulería.
La clase política y la misma ciudadanía saben que los Farráez un día son azules, otro rojos o amarillos y si el sol sale moreno, pues cacalovers son. ya los veremos después del 2 de junio cuando se arrodillen a Pepe Yunes rogando los perdone y renueve sus millonarios contratos.
Pero regresando a lo importante.
Jamás pensó la dama de zacatecas que alguien por ahí se daría cuenta de su tremenda mansión en Boca del Río, de 40 millones de pesos, que está bajo resguardo de 30 escoltas.
Publica la prensa nacional que haciendo a un lado los preceptos de la Cuarta Transformación y sus principios de austeridad republicana, a la exsecretaria de Energía no le importa pagar una renta de más de 75 mil pesos mensuales en el exclusivo fraccionamiento “El Dorado”, para que sea habitada por 30 escoltas que tiene asignados para su guardia personal.
Le vale un rábano moverse en 10 camionetas blindadas de 3.5 millones de pesos, así patrullas y ambulancias a su servicio.
Hasta el momento, Rocío Nahle García, no ha dado a conocer de dónde salen los recursos para el pago diario de la excesiva seguridad, pagos de nómina, pagos de gasolina, alimentación y alojamiento que a decir de los portales de bienes raíces especializados en la zona de Alvarado, oscilan en los 75 mil pesos, a esto se le debe de sumar el servicio de mantenimiento y limpia del inmueble.
Poco cuidado ha tenido asimismo al presentarse ante los electores con atuendos de lujo, zapatillas de marca y poniéndose a distancia del “pueblo bueno” con vallas metálicas.
Y ese pinche mal genio que la caracteriza.
Le cae gordo hasta a sus aplaudidores que la señora siempre ande en los gritos, corajes, atropellos e insultos a ayudantes y gente que se le acerca a saludarla, así como el soez rechazo popular a cartas, peticiones, solicitudes de apoyo o unos pesitos para llevar a la casa.
Es tan notoria la distancia que guarda con la gente que si alguien llega a estrechar su mano los ayudantes están listos con paños de alcohol para descontaminar tan delicadas extremidades.
¿Así se puede apoyar a alguien?
Es posible respaldar a quien en menos de seis años hizo una fortuna superior a los 3 mil 300 millones de pesos o entregarle un gobierno como el de Veracruz, que ejerce un presupuesto anual de 150 mil millones de pesos cuando está bajo sospecha al manejar 250 mil millones de pesos en un proyecto “Dos Bocas” que no arroja un litro de gasolina.
Los próximos días serán cruciales para el futuro de la zacatecana.
No podrá iniciar campaña dentro de 10 días con esa cauda de desprestigio. Imposible presentarse ante el electorado diciendo que “¡El ratero es Pepe, pariente de todos los Yunes de Veracruz!” cuando ni es corrupto, ni tiene parentesco con los Yunes del Estero, ni los de Soledad de Doblado, ni con los de Veracruz, ni con el Pepe Yunes de Puebla.
Yunes es un apellido común entre los grupos libaneses que migraron a México hace dos siglos. Es un apellido norafricano y persa variante de Yunus, Younes y otros similares, que provienen del hebreo Yonah o Jonás.
¿Cómo explicarle a tan tosca dama que ha desplegado una campaña sucia contra todo lo que huela a “Yunes” en donde asegura que “todos son saqueadores, rateros y asesinos”?
Eso es justamente lo que el pueblo bueno repudia de ella, esa tosquedad, su ignorancia, su ausencia de cultura, su desconocimiento de la historia de Veracruz y, para acabar pronto, que es de Zacatecas.
Y pareciera que no hay de otra, o se va antes de 10 días o no habrá más remedio que asistir a su sepelio el 2 de junio.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |
