Y la que fue ubicada en el primer lugar de la lista para senadores de Morena, la comadre Claudia Tello, también se excusó de asistir al debate de la XEU con sus contrincantes de la alianza Fuerza y Corazón por Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez, y de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado Morales.
Vamos, que los candidatos oficiales no están en la mejor situación como para discutir abiertamente con sus adversarios electorales sus propuestas de gobierno. Primero, porque lo único que alcanzan a decir es que continuarán con la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, esa misma que tantas desgracias ha traído a los mexicanos. Y segundo, porque la corrupción en las administraciones morenistas ha rebasado los límites increíbles de la robadera priista durante más de 70 años y de la panista en su ocasión bisexenal.
Llegan los candidatos de AMLO a los debates con una cara larga y desvaída, como si fueran al cadalso… y no es para menos.
En el caso de Rocío Nahle, los señalamientos por el gasto triplicado de la refinería de Dos Bocas y la larga lista de propiedades que Arturo Castagné Couturier le ha estado revelando con documentos que parecen legítimos la han puesto en una posición indefendible. Ésa es una razón por la que sus propios seguidores y los cada vez más extraños votantes veracruzanos le auguran una grave derrota en el encuentro con Pepe.
Por el bien del proceso democrático veracruzano, todos esperan que la señora Rocío venza sus miedos y se presente al debate, como es su deber legal, y que no intente salirse de ese compromiso con razones legaloides o con una mentira, como acostumbran los morenos.
Los ciudadanos de Veracruz esperan esta confrontación de ideas de los tres aspirantes, para ver de qué cuero salen más correas.
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