“Un pueblo enfurecido, dónde puede manifestar su justa indignación” ?
Es muy cierto que, como reza en nuestra frase de la columna, un pueblo enfurecido, más allá de lo encabronado, puede manifestar su indignación, su inconformidad contra el gobierno o contra los candidatos… en las urnas. Es el lugar indicado y esperado en donde se pagan las facturas de los que engañan y desprecian al pueblo.
La grave situación en México data de muchos años atrás y se confiaba que el actual gobierno federal que vive en palacio nacional, resolviera una parte, no todo de lo que prometió. La silla presidencial, por lo que vemos, no es cosa fácil, la silla embrujada que calificó Pancho Villa… acaso no amigos y lectores, el derecho que presumen las mayorías no implica que se prescinda de las minorías, tienen derecho a voz y a la crítica y es más, por medio del convencimiento, convertirse en mayoría.
Pero es lamentable que este sufrido país vive todavía gobernado por una minoría que ordena con maldad, que, como dijera De la Garza, brillante escritor… minoría que pone, dispone e impone. Y que no solucionada nada. Los presidentes de México, todos, sienten que llegada la hora y en nombre del pueblo mexicano deben nombrar a su sucesor.
Con pequeñas dosis de democracia para evitar abrir tumores en el gobierno, designando a su sucesor tapadera, a lo que siempre le pensó don Porfirio Díaz o como Manuel Avila Camacho que se sujetó a la sucesión, como lo hizo López Mateos, Díaz Ordaz, Luis Echeverría, o José López Portillo, todos los que se olvidaron de que un pueblo como el de México no puede pertenecer a un solo hombre.
En un país trágico como México necesita a un personaje que gobierne sonriente al pueblo y a su porvenir, gobierno de optimismo, más ahora con la melancolía de la patria y meses de inquietud, un presidente – sabemos que será presidenta – que consiga la banda presidencial con los laureles del voto limpio, justo, nacional, sin arrogancia y sin resentimientos.
Una presidenta, en el caso que estamos viviendo que logre un país fuerte en su interior y más en su exterior y dejemos de ser la burla imponiendo respeto, como lo hizo Miguel Alemán Valdés, primer mandatario extranjero que habría de utilizar nuestro idioma, el español cuando se dirigió al Congreso de los Estados Unidos, los vecinos… primer presidente civil de México, solo Portes Gil que fue interino y Ortiz Rubio, obligado a renunciar.
Pero por desgracia y lo hemos constatado durante todo el tiempo que llevamos en estos menesteres de la política, cuando estudiantes de preparatoria, en la Facultad de Periodismo y ya como periodistas, a lo largo de 57 años, las artimañas para engañar que el país es solamente de un solo partido, en las manos del ejecutivo federal está instaurar la democracia electoral, sin incitar a la violencia y a la desunión que se escucha todas las mañanas, y penetra en las conciencias débiles de la gente y su fanatismo, cuando sería más fácil y ya que se habla de humildad ejemplar, de entregar la presidencia de México a un ciudadano o ciudadana libremente elegido por el pueblo, pero se conserva la vieja tradición de designar a quien caprichosamente le viene en gana, sin talento y sin virtudes que no sea la de obediencia y aparente lealtad..
Se niegan a aceptar la verdad y siguen sumergidos en esta farsa tan repugnante que se dijo, dijeron ellos los humildes y austeros, todo sería diferente… cuando deben de aprender la lección de quien siga será la “señora Presidenta” y él, con quien gane, se marchará inevitablemente al laberinto de la soledad, al ostracismo y a la marcada nostalgia del poder y será simplemente:
Sombra, polvo, esqueleto… nada. |