En la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado, los trabajadores se han puesto a darle duro a la chamba sobre los preparativos del sexto y ULTIMO informe del profesor Cuitláhuac García Jiménez, como gobernador de nuestro estado, quien acudirá al Congreso para entregar un cuadernillo conteniendo el arduo trabajo que realizó en este 2024, durante una ceremonia que tendrá lugar tentativamente el próximo 16 de agosto.
Entre los cuates del mandatario hay entusiasmo porque suponen que Cuitláhuac tomó la decisión de adelantar su salida del gobierno para atender una invitación al equipo de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Es más, se comenta que, como reconocimiento a su gran capacidad, asumirá la Dirección General de Supervisión Para el uso de Energías, que es el equivalente a coordinador de intendencia de la SENER.
Y mientras en la cúpula política estatal celebran la unción al gabinete del gobernador, en todos los círculos sociales se lamenta el costo que pagamos los ciudadanos a quienes nos imponen como autoridad personas con un nivel muy elevado de ignorancia, que desconocen el comportamiento que deben tener frente a la sociedad y mucho menos el elevado compromiso social que asumieron al iniciar la administración, compromiso que ignoraron o de plano desconocían. Pero no solo es el rezago en todos los órdenes de la función pública al que nos condenó AMLO en este sexenio sino también al riesgo permanente de perder la vida, la salud, nuestros bienes. Hemos permanecido casi seis años en la supervivencia para superar esta pesadilla… y todavía no cantamos victoria.
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Festejan los cuitlahuistas también que el gobierno quede en manos de una compañera de partido la cual, están plenamente seguros, los cubrirá con su manto protector de todas las rapacerías que cometieron, sin tomar en cuenta que la gobernadora Nahle puede dar un manotazo sobre la mesa y ordenar el enjuiciamiento de todos los corruptos y así ganar la confianza de los veracruzanos, lo cual se le reconocería ampliamente. Como dice mi cuate: Tiempo al tiempo.
Riva Palacio nos invita a reflexionar
En su columna de ayer el periodista Raymundo Riva Palacio nos invita, en el final del sexenio de López Obrador, a hacer un ejercicio sobre lo que es en realidad ese repudiado personaje, lo cual nos demostró con hechos en su administración.
“Recapitulemos.”
“Desde antes de su sexenio, López Obrador decía que no se reelegiría y que sería un Presidente de seis años. Legalmente ha cumplido a cabalidad, pero sus palabras y acciones vistas bajo el prisma político dejan mucho qué desear y más de qué preocupar. Lo más importante es que sus promesas reiteradas de que una vez que se quite la banda presidencial se retirará a su rancho de Palenque, donde presume que se jubilará políticamente, desconectándose de la vida pública y de sus protagonistas, han sido enmendadas con amenazas veladas.”
“La mañana después de la elección presidencial, López Obrador comenzó a cambiar su discurso. Ya no sólo estarían abiertas las puertas de su rancho para sus hijos y nietos, sino también para Sheinbaum. “Si ella me busca, sí, porque es mi presidenta”, subrayó. “Va a ser mi presidenta, pero yo voy a procurar no molestarla”. Cinco días después precisó: atendería el llamado de su presidenta, pero “haciendo uso de mi derecho a disentir”.
“El 3 de junio, cuando reiteró que al entregar la banda presidencial viajaría a Palenque, dijo que terminaría un ciclo, y ocupará su tiempo ocupado, curándose de sus enfermedades, platicando con los árboles y los pájaros, y con las guacamayas, que, aunque su pecho no es bodega, como le gusta decir, debería tomarse como una metáfora de que tendrá una rica vida interna y no interpretarse de manera literal. Junto con ello, dijo que escribirá sobre la cultura en el mundo prehispánico, para eventualmente publicar un libro.”
“Entonces, uno puede preguntarse, si su vida estará en comunión única con la cosmogonía de Palenque, ¿de qué puede disentir con Sheinbaum? No se engañe. López Obrador seguirá conectado con la vida pública. No se aislará. Incluso física y biológicamente, para quien ha vivido lustros nadando en adrenalina, acostumbrado a ordenar e imponerse, con una permanente actividad bañada en el rencor y la sed de venganza, ¿es clínicamente posible detener ese frenesí de la tarde que entregue la banda presidencial a la mañana que despierte en el rancho? Salvo lo que concluya un médico, no parece posible este ayuno de choque.”
“López Obrador suele moverse en el campo de las proyecciones freudianas, como cuando afirma que no hay que tener mucho apego al poder, que es totalmente contrario a lo que ha demostrado siempre, pero con la particularidad ominosa de los últimos 10 días, por su actitud pública y privada, donde asume que los 36 millones de votos de Sheinbaum no le pertenecen a ella, y son de él. Es cierto que pudo haber sido el arquitecto de lo que sucedió y el motor de la motivación en las urnas, pero el mandato es de Sheinbaum y el suyo está en fase terminal.”
“No aspiro a ser líder moral, ni jefe máximo, ni caudillo, ni mucho menos cacique”, agregó hace dos lunes. En realidad, se comporta como tal, líder moral de un movimiento que provocó “la revolución de las conciencias”. Actuó como jefe máximo –devenido en caudillo– al controlar su sucesión, ordenar quiénes competirían por la candidatura, cómo premiaría a los perdedores, cuáles serían los temas de la campaña y el programa de gobierno de Sheinbaum. Y esto, justamente, ¿no permite aplicarle la descripción de cacique?”
“López Obrador nunca se contiene. Sus mentiras, cuando hablan de lo que hará y no hará, no tienen larga vida. Tras la elección, duró 12 horas el escenario de su retiro y alejado de la vida pública, y unos días más para dejar claro que si algo no le gusta del gobierno de Sheinbaum, ventilará su crítica. Que hable sobre la gestión de quien lo sucede no es lo que la corrección política sugiere, pero ¿cuándo ha sido políticamente correcto? Para eso inventó la revocación de mandato, para chantajear a su sucesora, ante la amenaza de la destitución. La guillotina estará lista, y la cabeza de Sheinbaum en su base.”
REFLEXIÓN
La designación de Marcelo Ebrard Casaubón como secretario de Economía en el gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum, pone en los cuernos de la luna a un conocido xalapeño, considerado como de los mejores amigos de Marcelo, a Alejandro Montano Guzmán. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx | formatosiete@gmail.com
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