Lo que se busca es evitar que los gobernantes tengan a su “Fiscal carnal”, que los obedezcan y “ayuden” más allá de sus facultades en la procuración de la justicia.
Si se queda o se va Verónica Hernández Giadáns, será algo que el tiempo lo dirá, no por mucho menear la carreta se caerán las calabazas.
Sin embargo, en lo que los sabios bebedores del mejor aromático del mundo estuvieron de acuerdo, fue en que el peor error que se puede cometer sería quitar a Hernández Giadáns solo para poner a otra persona al frente, pues sería ir en contra del espíritu autónomo con que se dotó a la Fiscalía.
Lo conducente, opinan, es que si Verónica Hernández Giadáns cometió un error o delito al no cumplir con su deber legal, que el Congreso con la ley en la mano, la separe del cargo y sea puesta a disposición del Poder Judicial. No hacerlo así será un muy mal precedente.
¿Qué se tiene que hacer? Se preguntaron los sabios bebedores de café. Lo que se debería hacer, en dado caso, sería analizar la pertinencia de que los Fiscales sean transexenales, y si no es adecuado, entonces lo mejor sería modificar la Ley para corregir posibles errores.
Anteriores diputados, en su momento, analizaron la conveniencia del periodo que debía permanecer un Fiscal y lo vieron correcto, pero los tiempos cambian y las leyes no deben estar escritas en piedra.
Si un funcionario público no debe ser electo por más de seis años, venga el análisis y que nuevos diputados lo discutan… pero si la temporalidad es adecuada, entonces la remoción o “renuncia” de alguien que esté al frente de la Fiscalía, debería obedecer a razones de mucho más peso que el aspirar a tener un “Fiscal carnal”.
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