Hace unas horas, LaPolíticaOnLine, en artículo de Jesús Pérez Gaona, reveló que los Yunes estarían buscando entrar a la Cuarta Transformeshion por la vía del Partido del Trabajo, cuyo dueño es el sempiterno Alberto Anaya.
Y es que ha llamado mucho la atención la manera en que Morena y aliados le han dado trato a los Yunes: casi nivel de gladiadores triunfantes y patriotas exacerbados. El recibimiento en el Senado con aplausos de pie fue una escena surrealista: el partido de López Obrador dando calurosa bienvenida con fanfarrias a quienes les iba dar el voto que faltaba para la mayoría calificada, olvidado los desagravios contra el hoy presidente y el movimiento.
Quizás muchos en Morena (especialmente los que no viven en Veracruz o saben de su historia) no saben que los Yunes tienen una larga cola que les pisen. Que durante años han cambiado de camiseta de acuerdo a sus conveniencias. Que son poco de fiar y hacer tratos con ellos es muy arriesgado.
Eso lo saben muy bien los partidos que integran la alianza Morena-Verde-PT en Veracruz y sus principales actores políticos. No por nada en las últimas horas se deslindaron de los acuerdos que pudo haber tenido la nomenklatura morenista-verde-petista en la Ciudad de México.
De entrada, por ejemplo, la gobernadora electa Rocío Nahle, dijo --en entrevista radiofónica-- no tener ningún acuerdo con ellos: “Por mi parte yo no tengo acuerdo con los Yunes, yo respeto si me respetan, y mira que los acabo de padecer en una elección reciente que fue muy dura”.
Otros que mandaron mensaje fueron los “verdes” veracruzanos a través de su dirigente estatal Carlos Marcelo Ruiz Sánchez: “Muchos cuadros se han construido por grupos disidentes de la familia Yunes, por lo que es muy difícil que la militancia acepte que se incorporen a las filas. No consideramos que compartan nuestras ideas, reitero, muchos cuadros, a lo largo y ancho del Estado, se han construido con ciudadanos que no están de acuerdo con ellos”.
El caso del Verde también se explica porque el real poder del partido lo tiene en Veracruz el hoy diputado federal Javier Herrera Borunda, hijo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, némesis de los Yunes y uno de los perseguidos por el ex gobernador Yunes Linares cuando tuvo su corto periodo de gobierno (2016-2018).
Luego entonces, la revelación de LaPolíticaOnLine: “Por ello, de acuerdo con esta versión, los Yunes estarían negociando con el Partido del Trabajo. Vicente Aguilar Aguilar, comisionado ejecutivo del PT en Veracruz, habría recibido la indicación directamente de Beto Anaya quien exultante de alegría habría invitado a Yunes Márquez a la bancada del PT en el Senado para que no quede sin grupo parlamentario. En espera de la resolución de los tribunales, el clan de los Yunes siguen presentándose como panistas”.
En Veracruz ya hubo un caso parecido: el partido que le abrió las puertas a una adversaria de la 4T fue precisamente el PT, cuando le dio la bienvenida a la ex dirigente priísta Elízabeth Morales, quien podría ser diputada local por ese partido en la próxima legislatura local.
Varios se habrán preguntado: ¿cuánto habrá costado la entrada de la ex alcaldesa de Xalapa al PT?
Ahora la pregunta es: ¿resistirán los líderes del PT un cañonazo de los Yunes para dejarlos entrar a su partido?
Mientras son peras o son manzanas, se supone que los Yunes andan peleando por permanecer en el PAN, pero si se dan cuenta que hay una puerta para entrar a la Cuarta Transformación con el partido chiquito de la alianza --y más con la “flexibilidad” que tienen desde su cúpula-- no dude que se van poniendo hasta la boina del Ché Guevara con su estrellita bordada.
@pablojair |