El encuentro fraguado en la mentira y el engaño, bastó para que el ala conservadora de Morena se le fuera a la yugular al traidor y mal intencionado senador tabasqueño, quien parece no haber olvidado su disputa por la presidencia con la ya presidenta electa Claudia Sheinbaum, a quien le falta el respeto, insultándola, al obligarla a recibir a un senador de oposición que solo tuvo la gracia de haber votado la reforma al Poder Judicial como la votaron todos los miembros de la 4T, traicionando a sus militantes y a sus correligionarios.
El tabasqueño que por años ha sido una sombra en la vida política del presidente Andrés Manuel López Obrador debido a la amistad que sostuviera con su señor padre, quien en vida siendo notario público le brindó siempre cobijo y apoyo al oriundo de Macuspana, evidencia, la clase de sujeto que es.
Que tan grave es el tema, que el mismo Yunes Márquez ha tenido que salir a afirmar que aun cuando lo han recibido en los encuentros de la bancada morenista, él no ha terminado su trámite de expulsión de Acción Nacional (PAN), partido al que ha traicionado, vil y miserablemente.
El hecho de que el panista se asuma como militante de ese instituto político basta y sobra para saber la clase de miserable que es, en su afán de congraciarse únicamente con el poder, en el afán de garantizar inmunidad de parte del régimen, para que no sea detenida toda la familia, implicada en mil y un delitos.
Es seguro que la militancia morenista veracruzana repudiará la más mínima posibilidad de que su más acérrimo opositor se una a sus filas, sólo por afirmar que coincide con la necesidad de transformar al Poder Judicial.
Ahora la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena se deberá poner como ha actuado en antaño -como perros- sobre la posibilidad de aceptar su incursión en Morena, afectando el futuro político del movimiento, al aceptar traidores en sus filas.
El mismo Miguel Ángel Yunes Márquez afirma abiertamente que está evaluando el proceso de expulsión del Pan y su posible impugnación, porque en el fondo sabe que Morena es la peor de sus apuestas.
Esos a los que ha ninguneado por ser mugrosos e ignorantes, hoy serían sus correligionarios, claro que no, hasta en los perros existen clases, se atrevería afirmar, el que nació en cuna de oro, jamás y nunca tolerará que un militante de Morena le indique que hacer respecto a la determinación partidista.
Ese es el tamaño del cinismo de algunos personajes, incluidos el senador de minoría por Veracruz.
Con acciones como ésta, es claro afirmar que la política es una mierda.
Al tiempo.
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