La evidencia de ese poder de convocatoria y la fuerza de su proyecto quedó reflejado en la estupenda operación que ejecutaron tanto el dirigente estatal Esteban Ramírez Zepeta, así como el ex diputado local Juan Javier Gómez Cazarín, que hicieron ver el World Trade Center (WTC) de Boca del Río, como en los mejores tiempos de la maquinaria priista.
Abarrotado hasta las lámparas, los discursos comenzaron y uno a uno fueron hablando de las realidades y necesidades que requiere el proyecto transformador para colocar el segundo piso de la transformación de la mano de la presidenta Claudia Sheinbaum y la mandataria estatal, Rocío Nahle García.
En ese mismo escenario, su actual dirigente estatal, Esteban Ramírez Zepeta recriminó el proceder del senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, por los recientes ataques a la persona del mismo mandatario estatal, como a la actual estructura de partido.
Sin fundamentos, ni mayores pruebas, el Senador veracruzano ha criticado lo que para él es una estrecha relación del partido con el Gobierno, algo que para él resulta un escándalo, claro, cuando de ejercer el control lo tienen otros, y no él.
Al cada vez verse más cooptado en el reparto de posiciones, la justificante se convierte en válida aparentemente para el propio senador, a quien habría que reprocharles en determinado caso el extraño acercamiento con un senador de la República compañero de él, en donde resulta que lo que la oposición tanto crítica, es plenamente satisfactoria para sus antiguos oponente.
Y es que nos aseguran los politólogos expertos, que Huerta Ladrón de Guevara, al sentirse excluido de las posiciones primogénitas, siente que el oxígeno se le diluye, no hay espacios para los suyos, sus compinches, sus camaradas, esos que tuvieron la oportunidad de verdaderamente transformar a Xalapa, y que la dejo sumida en el abandono y la desgracia.
La peor de las recomendaciones que alguien hiciera al interior de Morena, la presentó el mismo Manuel Huerta, en la persona de Hipólito Rodríguez –el tlaxcalteca- vendido como todo un genio de la academia, que vendría a transformar a la capital, cosa que de su mano no ocurrió, pero que sí sentó las bases para evidenciar lo que no se debe hacer desde una administración pública.
Lo mismo se podría pensar de su propuesta para la Cámara de Diputados en la persona de Angélica Ivonne Cisneros Luján, esa que no hizo absolutamente nada en favor de la sociedad, pero que presta se movió para desaparecer el Seguro Popular y dar pie a un modelo de salud que parece no tener pies ni cabeza, y que le sigue quedando a deber a los millones de mexicanos.
Así el pleito fratricida que ha comenzado evidencia esa desesperación, pretender acribillar y tumbar de su encargo al líder de su partido, Esteban Ramírez Zepeta con los mejores resultados electorales de la historia, resulta ilógica y por demás mezquina.
Queda claro que Manuel Huerta tiene años de lucha y se le reconocen, por algo fue considerado para ser una de las dos cartas de representación en el Senado, pero tampoco se deberá olvidar que su comportamiento para con sus compañeros no ha sido nunca el más solidario, a pesar de que cuando él los ha necesitado, ellos siempre estuvieron para él.
Nada más recuerden aquellas denuncias en su contra mandas a presentar ex profeso por el ex secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos –sujeto perverso y sin escrúpulos que pretendió doblar a todos sin importar raza, credo, que casi lo ponen de rodillas, pero que no procedieron por la intermediación de la misma Gobernadora Electa, Rocío Nahle García.
Esperemos que la pelea por los despojos de Morena termine los más pronto posible, porque la paciencia de quien será la responsable de conducir a buen puerto la entidad, es muy distinta a la que demostró Cuitláhuac García, a quien la historia juzgará, así como la sociedad, la cual ya no lo soporta y no ve la hora de que se vaya.
Por principio de cuentas, seguramente muchos cambios habremos de comenzar a visualizar porque no olvidemos que el proyecto se llama Veracruz.
Al tiempo.
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