Y encima de la ley, una UV con decoro y seriedad hubiera tomado medidas para restablecer el prestigio perdido de su Editorial, que fue fundada hace 70 años por el escritor xalapeño Sergio Galindo y que ha formado parte de la historia y el orgullo cultural de la máxima casa de estudios de Veracruz.
Esa editorial publicó primeras ediciones de autores de la más alta calidad mundial: Gabriel García Márquez, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Emilio Carballido, Elena Garro, Eraclio Zepeda, Rosario Castellanos, José Revueltas, Álvaro Mutis, Jaime Sabines, Juan de la Cabada, Luis Cernuda, Juan Carlos Onetti, José de la Colina, Carlo Antonio Castro, Carlos Pellicer, Luis Arturo Ramos y Carlos Fuentes.
Pero resulta que el autor del plagio, el tal Omar Valdés Benítez, es ni más ni menos que el amanuense del actual Rector, Martín Aguilar, y le escribe sus discursos -bastante mal hechos por cierto, y peor leídos por su destinatario-. Es muy
probable que la cercanía del plagiador con la autoridad universitaria haya tendido sobre él un manto de protección que impidió no solamente que fuera juzgado por la autoridad judicial sino que llevó a que la Editorial mandara a imprimir una segunda edición de la obra.
Es seguro que el pirata cobró una cantidad por el prólogo copiado a la mala, tanto en la primera edición como en la segunda. Así que además del desdoro en que metió a la Universidad Veracruzana le hizo un fraude al percibir una paga por un texto que él no había elaborado.
No sé qué piense hacer el Rector con este plagio nauseabundo, pero si sigue por otros cuatro años en el mandato, como pretende, seguramente protegerá a ese delincuente editorial como lo ha hecho en los últimos cuatro años.
Y en una de ésas hasta le publican otros libros con textos copiados graciosamente de libros que él piensa son desconocidos, como el de Foster Wallace.
¿Será que Martín ha decidido otorgarle también una prórroga al malhechor?
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