Todo esto ocurre ante la apatía de las autoridades y padres de familia, los niños y adolescentes siguen interactuando sin la supervisión y vigilancia de los adultos, coyuntura que es aprovechada por los delincuentes digitales. Ha habido un aumento en estos tipos de violencia a raíz de la pandemia de COVID-19, que llevó a que muchos niños y jóvenes tuvieran que ingresar a Internet por dos motivos: actividades escolares y la presión social para interactuar con familiares o amigos. La violencia digital afecta a una gran cantidad de niños y adolescentes, con cifras que señalan que más del 80% de los jóvenes ha sufrido acoso en internet. Los tipos de violencia digital más frecuentes incluyen el ciberacoso (insultos, burlas, amenazas) y la violencia sexual, que puede derivar en chantajes con difusión de material íntimo, reenvío no consentido de imágenes o propuestas de encuentro en persona. Estas experiencias tienen graves consecuencias en su salud mental, afectando su autoestima, generando inseguridad y ansiedad, y provocando bajo rendimiento académico y problemas de insomnio. Estadísticas clave Casi todos los jóvenes afectados: El 84% de las personas jóvenes encuestadas ha sido sometida a acoso en Internet y el 78% a amenazas, insultos o burlas, según un estudio de plan-international.es. Tipos de violencia digital detectados El ciberacoso (acoso por internet)
“Hay varios tipos de violencia, pero el más conocido es el ciberacoso, cuyas características más importantes son comentarios, como insultos, humillaciones, videos, imágenes e incluso enviar al agredido a la famosa Zona del Silencio, en la cual se le ignora”.
El ciberacoso es uno de los tipos de violencia que los jóvenes están sufriendo en la actualidad, pero que no ocurre solo en internet, sino en la cotidianidad, sobre todo en las escuelas, aunque con sus matices muy aterrizados en internet.
El sexting (mensajes sexuales)
El segundo tipo de violencia en importancia es el sexting, que tiene que ver con dos elementos: o que una persona le mande videos o fotos de corte sexual a un menor, o que se difundan videos o fotografías con contenido sexual en los que aparece un menor.
“Este tipo de violencia está ocurriendo mucho, sobre todo en nuestro país, donde el índice de pornografía infantil está aumentando en relación con el resto del mundo”, explica un investigador.
El grooming (acoso sexual infantil)
“En el grooming no se le pide a alguien que envíe imágenes o videos de corte sexual, o que reciba este tipo de material; más bien, tiene que ver con involucrar a los menores en actividades sexuales”, explica. “El grooming es el tercer tipo de violencia que detectamos”.
Es una suerte de cortejo de un adulto hacia un menor, al que le empieza a hablar y le pregunta dónde vive o le dice que está muy bonita o muy bonito o que viste muy bien.
“En este cortejo se utilizan las tecnologías, que pueden ser las redes sociodigitales, pero también videojuegos y ciertas páginas que se hacen pasar por informativas”.
A los menores se les chantajea a partir de capturas de pantalla de las conversaciones que tuvieron, o de los videos y las fotos que se les exigió. De esta manera se les amenaza con que, si no cooperan, se van a publicar las imágenes.
En Veracruz no se ha atendido este delicado tema Aquí en el estado de Veracruz, la violencia digital que afecta a niñas, niños y adolescentes continúa sin recibir la atención adecuada por parte de las autoridades, advirtió la vocera de la organización civil Equifonía, Araceli González Saavedra. Señaló deficiencias tanto en las fiscalías como en las procuradurías municipales encargadas de la protección infantil. La activista subrayó que el abandono institucional agrava el daño a víctimas que ya viven en contextos de exclusión y pobreza. “Nos enfrentamos muchas veces a familias que no están informadas respecto a las problemáticas. Nos enfrentamos también a una sociedad que puede tener una serie de prejuicios, puede tener una serie de ideas que minimizan o que incluso niegan la problemática de la violencia sexual en contra de niñas, niños y adolescentes”, expresó. González Saavedra sostuvo que el sistema de justicia sigue sin responder con eficacia ante las denuncias, pues en muchos municipios las procuradurías carecen de personal con formación jurídica o experiencia en atención a víctimas, lo que deja a las familias sin acompañamiento adecuado. “La aplicación de la ley también es todo un reto porque siguen siendo insuficientes las instituciones, porque muchas veces las y los impartidores de justicia tienen una actuación deficiente o incluso un trato negligente hacia las víctimas”, agregó. Explicó que la mayoría de los casos de violencia digital involucran a menores que ya enfrentan carencias económicas o abandono social, condiciones que los hacen más vulnerables a los agresores. “La mayoría de las víctimas, insisto, ya han sido vulneradas y además hay una condición de pobreza asociada a estos casos. Lo menciono porque los depredadores están ahí y están buscando diferentes maneras de acceder a las víctimas”, señaló.
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