Desde el café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
 

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Pequeñez de humildad y sobradez de arrogancia
2025-11-05

Resulta que el pueblo y gobierno de Taiwán, que está a 21 mil 900 kilómetros de Veracruz y a unas 25 horas de vuelo en promedio, tuvo la generosidad de enviar víveres y despensas a los damnificados por los aguaceros del 10 de octubre en el norte de Veracruz, en especial a los de Poza Rica, en un acto humanitario que ennoblece a esa nación y sus habitantes.


En bolsas de plástico muy bien surtidas se puede ver una etiqueta con las banderas de Taiwán y México sobre la leyenda “Apoyo humanitario a México y Veracruz. Taiwán solidario”. Y en la parte inferior derecha el nombre de la senadora de Morena, Raquel Bonilla Herrera.


¿What?


Así como lo lees, lector.


¿Qué tiene que ver la legisladora con esa ayuda?


Sabrá Dios, pero ahí está su nombre bien clarito, en las bolsas con víveres que el gobierno de Taiwán obsequió a los veracruzanos.


Debe haber una razón para tamaña distinción. Porque la hay ¿verdad?


Una versión no confirmada pero tampoco desmentida, dice que fue el equipo de Bonilla Herrera quien agregó su nombre en las bolsas.


Ah caray, ¿así nomás por sus pistolas?


No.


La misma versión asegura que la gente de la senadora, habría llegado al sitio donde estaban los víveres listos para ser repartidos, habrían dicho a las personas que los custodiaban que esa ayuda provenía de Taiwán y las bolsas deberían llevar una etiqueta que avalara su procedencia. Y órale.


Para curarse en salud la senadora escribió en sus redes: “Desde el otro lado del mundo, Taiwán tendió su mano a Veracruz con un gesto profundamente humano: apoyo, cercanía y solidaridad hacia las familias que perdieron tanto tras la inundación del 10 de octubre. Hoy, México y Veracruz guardan gratitud sincera al pueblo y al gobierno de Taiwán, que demostraron que la distancia no existe cuando el corazón decide acercarse”.


Todo eso está bien y se oye muy bonito, pero ese no es el punto. Lo pésimo es que la legisladora haya promovido que pusieran su nombre a unos apoyos en los que no invirtió ni un centavo.


¿O acaso alguien le dio el derecho de actuar con tan supina petulancia? Estoy seguro que no. Ni aunque hubiera sido la gestora de esa ayuda, o Taiwán y México la hubieran nombrado “entregadora oficial” de esos suministros. Ni así.


Pero como decían las abuelas; en el pecado llevará la penitencia porque hacer creer que gracias a ella el gobierno taiwanés entregó víveres a los damnificados, es una vil patraña que no se la traga nadie.


¿O acaso piensa que recibirá el agradecimiento eterno de los pozarricenses por los que no ha hecho nada como senadora?    


Si así lo cree, qué pequeñez de humildad y qué sobradez de arrogancia.


bernagup28@gmail.com

 
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