Texto y Contexto.
Gerónimo Rosete Pozos.
 

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Cuando los poderes fallan
2016-07-13

No es tema nuevo, la inédita etapa que vive Veracruz puede ponerse en perspectiva desde los razonamientos de pensadores pertenecientes al contexto político de muchos siglos atrás. Para dar ese contexto traigo a ustedes los conceptos del pensador francés Charles Louis de Secondant, mejor conocido como el Barón de Montesquieou, quien parece que vio el futuro político de muchos estados, incluyendo al veracruzano.


 


Dicho personaje, después de ser consejero en el Parlamento de Burdeos, se dedicó a viajar por Europa para analizar las instituciones y costumbres de varios países. En su libro “El espíritu de las Leyes” elaboró una teoría sociológica del gobierno y del derecho, mostrando que la estructura de ambos depende de las condiciones en las que vive cada pueblo, en consecuencia, para crear un sistema político estable había que tener en cuenta el desarrollo económico del país, sus costumbres y tradiciones, e incluso los determinantes geográficos y climáticos. De ahí todo se va detallando como una fotografía de lo que hoy conocemos de la situación política estatal.


 


“En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil.
Por el primero, el príncipe o el magistrado hace las leyes para cierto tiempo o para siempre, y corrige o deroga las que están hechas. Por el segundo, hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadores, establece la seguridad y previene las invasiones; y por el tercero, castiga los crímenes o decide las contiendas de los particulares. Este último se llamará poder judicial; y el otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado.”


 


“Cuando los poderes legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo.


Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por ser uno mismo el juez y el legislador y, estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la fuerza misma que un agresor. En el Estado en que un hombre solo, o una sola corporación de próceres, o de nobles, o del pueblo administrase los tres poderes, y tuviese la facultad de hacer las leyes, de ejecutar las resoluciones públicas y de juzgar los crímenes y contiendas de los particulares, todo se perdería enteramente.”


 


Bien dicen que la historia sirve para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos, sirve como referente para no cometer los mismo errores y evolucionar sobre la experiencia ganada. Los planteamientos de Montesquieu parecen haberse puesto en práctica desde hace unos años para acá, como si los actores políticos de Veracruz tomaran como guión las reflexiones del pensador francés y las llevaran a escena en un experimento.


 


“Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que, por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder”, es lo que afirma desde hace siglos Montesquieu y hoy parecen tan nuestras sus reflexiones…¿O no? Escriba a mrossete@yahoo.com.mx formatosiete@gmail.com. www.formato7.com/columnistas

 
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