Los posicionamientos previos a la votación en lo general del dictamen, todos, fueron en contra. Subieron no sólo legisladores del PAN, también del PRI (Ricardo Ahued), del PT y del PRD. De nada sirvieron sus argumentos. Al final el dictamen fue aprobado con 29 votos a favor, 18 en contra y dos abstenciones.
Si los legisladores que se oponen a la gestión de Javier Duarte están resignados a que les serán impuestas todas las iniciativas que mande el Ejecutivo, y por ello dejan de defender con convicción sus planteamientos, lo mejor es que se vayan a sus casas y esperen con paciencia el depósito de sus salarios.
No es posible que pierdan el tiempo en la tribuna para autoproclamarse defensores de los veracruzanos y asumir el papel de mártires, cuando no prepararon una argumentación sólida, con bases jurídicas, de las razones de su oposición.
Rechazar las iniciativas del Gobernador porque, en su opinión, "o quiere robar más dinero o trata de tapar sus raterías", es recurrir al lenguaje de lavadero, al insulto como argumento.
Con seguridad hay elementos jurídicos de peso para echar por tierra muchas de las propuestas de Javier Duarte (el Gobierno Federal dio una muestra de ello y de inmediato fueron retiradas las iniciativas impugnadas) pero los legisladores de oposición se han ido por el camino fácil, el de victimizarse y alegar que no importa lo que digan, al final serán avasallados por la mayoría del PRI y sus aliados.
No entienden que cuando suben a la tribuna no lo hacen sólo para convencer a sus compañeros legisladores. Le hablan al pueblo veracruzano, que quiere entender las razones de posiciones tan encontradas.
Del proyecto aprobado este jueves se destaca la posibilidad de que muchos contratistas y proveedores habrán de ver la luz al final del túnel. Cuando temían que ya no podrían cobrar lo que el Gobierno de Veracruz (que no Javier Duarte) les adeuda, surge este mecanismo que les da una nueva esperanza.
Cuestionable, quizá, el mecanismo para la solventación de estos pasivos, pero el sector privado tendrá voz y voto en las decisiones que se tomen desde los nuevos fideicomisos.
Hay quienes han encontrado en el voto contrario a las iniciativas del Ejecutivo estatal, una forma para legitimarse. Va siendo tiempo que le agreguen a su postura argumentos sólidos y congruentes, que a final de cuentas convenzan a los veracruzanos. Lo demás es propaganda barata.
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