Pero así como dice el dicho que “verbo mata carita”, realidad mata mentira. A Javier Duarte se le han descubierto no sólo negocios ilegales, negocios que ha realizado con el contubernio de los miembros de su gabinete. Ahí están las maletas de 25 millones de Vicente Benítez, las empresas fantasma con las que se saquearon miles de millones de pesos y las muchas propiedades que están a nombre de sus socios.
Javier Duarte reitera y subraya: “no tengo propiedades en el extranjero ni prestanombres, y tampoco bienes inmuebles fuera de la ley”. Por supuesto lo dice como el criminal que ha sabido ocultar muy bien su crimen, lo dice como el enloquecido personaje de “El corazón delator”, que alardea el triunfo de su crimen. Sin embargo nuevamente, “realidad mata mentira”. Los vínculos que tiene con sus prestanombres se han encontrado y sólo basta a las autoridades que tengan voluntad para ligarlo con él.
Dice Javier Duarte que quienes lo acusan lo hace sin pruebas. Sin embargo cuando las pruebas se presentan él hasta se burla tratando, con su jocoso nerviosismo, de ocultar la realidad. Le demostraron propiedades en Woodland y él, muy burlón, dijo que sólo tenía una membresía para un club de golf cerca de Houston, Texas.
Javier Duarte finaliza: “Soy un hombre formado en las instituciones que he dedicado mi vida profesional a fortalecer el marco institucional que permita a nuestra sociedad su desarrollo”. Sí claro, tan institucional es que ya su partido el PRI tiene pensado hacer público su juicio para expulsarlo. Los dirigentes nacionales de ese partido Institucional saben de todas sus raterías y por ello se deslindan.
Javier Duarte, quien es un experto en mentiras termina diciendo las palabras de Cristo: “La verdad nos hará libres”. Pero en su caso será la mentira por lo que deberá ir preso.
¿De veras Javier Duarte piensa que como el oso de la anécdota, nos vamos a tragar el cuento de que es honesto? ¿Usted le cree a Javier Duarte? Yo tampoco.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com
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