Han pasado ya varias semanas después del “domingo negro” que para muchos no ha quedado totalmente digerido. Aún sacuden la cabeza esperando despertar de la larga pesadilla electoral o para acomodar las ideas y poder comprender que pasó ese domingo 5 de junio 2016 en que los “astros no se alinearon” como siempre lo habían hecho. Acaso pensando que ese fue sólo un mal día y que al día siguiente volvería a salir el sol. Pero nada más lejano que eso.
Las noticias corrieron; las declaraciones triunfalistas también; luego estupor y silencio, para que dieran inicio los reclamos, las excusas, las justificaciones y enseguida las impugnaciones. Pero todo esto está ya por concluir y los triunfos y derrotas electorales pasarán a la historia.
Comenzará a escribirse un nuevo ciclo en Veracruz, que puede cerrarse en dos años, en ocho, o más, todo depende del resultado que den los que ahora tendrán la tarea de gobernar y administrar, sin ignorar a una sociedad agraviada, agredida, defraudada, decepcionada y enca . . nijada que ya descubrió que el recurso de castigo en la boleta electoral si resultó y estará dispuesta a hacerlo de nuevo.
Pero hay varios eventos que deberán ser tomados en cuenta para el nuevo tiempo veracruzano; porque muchos de ellos pudieron ser de los factores claves de la derrota.
No podemos permitir que Veracruz siga siendo tierra de conquista y que gran parte del presupuesto de obra pública y adquisiciones vaya a parar con empresas contratistas y proveedores foráneos mientras que las empresas locales se quedan como el chinito “nomás milando”. La premisa deberá ser encontrar los mecanismos legales para que el dinero de Veracruz se quede en empresas veracruzanas que son generadoras de empleo para familias veracruzanas.
Tampoco podemos seguir consintiendo que las obras que se realizan en nuestro estado del presupuesto que operan las Delegaciones Federales y que oscila entre los 15 y los 20 mil millones de pesos vengan etiquetadas desde el centro para empresas foráneas, las que en el mejor de los casos subcontratan a las empresas locales con precios castigados.
Se deberá exigir a la Federación el cumplimiento de la Ley para el Desarrollo de la Competitividad de la Micro y Pequeña Empresa, que en su Artículo 10 Fracción IX establece la obligación de que las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal y sus delegaciones en las Entidades Federativas realicen la planeación de sus adquisiciones de bienes, contratación de servicios y realización de obra pública para destinarlas a las MIPYMES de manera gradual, hasta alcanzar un mínimo del 35%, que representaría la reactivación de la economía veracruzana.
Fueron muchos los motivos que fueron sumando piedritas en el ánimo ciudadano hasta levantar un muro de molestia e inconformidad que tuvo su desahogo justamente frente a la urna electoral. Revertir esa situación de agravio es el reto si se quiere alcanzar la medalla de oro y para ello se requiere la suma de voluntades, compromiso y trabajo de todos los veracruzanos. Sólo así; de lo contrario el fracaso asomará a la puerta como está ocurriendo hoy en Río 2016. Ese es mi pienso.
Jesús J. Castañeda Nevárez.- jjcastaneda55@gmail.com
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