Juana Consuelo Méndez fue una mujer que respondió a las necesidades de su época. Mi idea al escribir de ella, ahora que recientemente ha fallecido, es recordarla y recordar su ejemplo. Decir lo que en mi vida ella significó.
Si lo hizo bien o mal, si fue buena o mala lideresa, no me corresponde a mí calificarlo. Lo que quiero decir es que con este humilde texto quiero reconocer a la mujer, a la guerrera, a la veracruzana que se adelantó a los tiempos y a la época y que el haber estado al frente del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo del Estado de Veracruz y permanecer vigente durante 41 años, no fue nada fácil.
Cuando yo era una adolescente, acudí a mi madrina para pedirle trabajo y “aprender” lo que se hacía en una oficina. Ella muy gentil accedió. Ella siempre muy pragmática, con los ojos rasgados y la amplia sonrisa que la caracterizaban. Entré al Sindicato como ayudante de la señora Charito, a quien recuerdo muy amable también. De ella aprendí los oficios de una oficina. En esa época, la sede del sindicato estaba en el edificio Nachita.
Juana Consuelo era el eje rector. Una mujer con gran tacto y sensibilidad para la labor sindical.
Yo la recuerdo como una mujer impecable en su persona, austera y sencilla; sin exagerar con los tacones -que en ese tiempo no se usaban tan altos-, discreta en su peinado y con una mirada firme que penetraba.
Cuando yo tenía la oportunidad de verla o tenerla enfrente, me daba la impresión de que no se creía nada. Cuando la gente pedía hablar con ella, me daba la impresión de que auscultaba hasta los huesos.
Fue una mujer fundamental en mi vida, un ejemplo a seguir. Por razones de la vida y de mi crecimiento tanto personal como académico, emigré, y exactamente el año pasado, en la guardia a don Miguel Hidalgo y Costilla, en el Parque de Los Berros, la volví a ver.
La vi igual, porque las personas somos la esencia y no el empaque. Y sobre todo las personas que como Juana Consuelo poseen una gran personalidad. Ahí estaba al frente de la organización que encabezó durante tantos años.
Creo que es fundamental no dejar pasar más tiempo sin decir que Juana Consuelo Méndez Vázquez supo jugar a la política en la época más difícil para las mujeres. Supo dialogar y conservar la estatura, ya que fue una férrea luchadora por los derechos de los trabajadores al servicio del Poder Ejecutivo. Fue una pieza fundamental en la vida sindical del Estado de Veracruz, quizá no muy grata para muchos y menos para sus antagonistas, que apenas el pasado mes de agosto tuvieron la oportunidad de aspirar a suplirla, y ella se fue con un éxito más, una reelección más.
Como todas las mujeres exitosas y líderes ella tuvo todo o casi todo. No procreó hijos pero tuvo sobrinos a quienes trató como hijos propios, y vivió siempre arropada por su familia y sus amigos y compañeros de mil batallas.
Siempre recordaré que ella en mis inicios fue una pieza fundamental, lo cual le agradecí. Siempre llevaré en el corazón el gran ejemplo de la mujer que fue: simple, sencilla, austera, inteligente, fuerte, aguerrida, constante, ejemplo de muchas, en los tiempos en que la mujer sólo debía estar en la cocina y cuidando a sus hijos.
Fue de las grandes guerreras veracruzanas que nos enseñó a romper paradigmas, que supo mantenerse durante 41 años y que murió como los árboles, de pie.
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