También afirmó que este es “el primer caso de esta naturaleza que se presenta” e imagino que habla del estado, o quizás del periodo que lleva en el cargo, aunque algo se le escapa: si bien no se ha reportado en fechas recientes discriminación escolar por la apariencia física de los alumnos, las escuelas en efecto suelen llevar un control de ésta.
Seguro recuerda las normas que tenía seguir como estudiante. Quizás en algún momento le tocó ser víctima del peine -¡o la tijera!- de la autoridad escolar que consideraba demasiado infractor su peinado. Si es mujer, tal vez le quitaron los accesorios de su cabeza por algo tan superfluo como que no eran del color establecido en el reglamento…
Aún recuerdo, por ejemplo, el asombro de mis compañeras de secundaria cuando un día tuve el “atrevimiento” de ponerme un pasador azul marino, puesto que el reglamento prohibía el uso de accesorios para el cabello que no fueran de otro color que el blanco, bajo la pena de retirarlos.
¿O qué tal aquella mañana fría, ya siendo bachiller, en la que descubrí que la sudadera del uniforme no se había secado? ¡Pues me llevo un suéter que no quiero enfermarme! ¡Pues me lo quitan a la entrada por no ser parte del uniforme y a temblar se ha dicho!
Pregunto y he aquí dos ejemplos más: “No te dejaban ir a los eventos (de la banda de música) si llevabas el cabello largo (siendo varón)… te decían: ‘¡No te subes al camión así!’. Nos los cortábamos antes de subir”. Y: “Una vez me regresaron (en la entrada de la secundaria)… ¿Qué hice? Me metí por el otro lado”.
Algunos estarán de acuerdo con que lo ocurrido con los alumnos de la General Número 6 fue una violación a sus derechos humanos, pero quizás también disculpen el acto argumentando que la etapa escolar es un periodo de formación en el que es necesario enseñar a acatar reglas. Concedamos ese punto, pero preguntemos: ¿preferimos educar a los jóvenes para que obedezcan reglas sin chistar, o para que las analicen y las critiquen cuando hace falta? O bien, ¿seguiremos defendiendo una formación escolar que homogeneiza al estudiantado y le sanciona cuando de una u otra forma expresa su desarrollo como individuo?
No se trata de entrar en anarquía y quemar todos los reglamentos escolares, sino de analizarlos y argumentar con razones que vayan más allá del “porque así es” cada regla que resulte problemática, así como de escuchar a los estudiantes que, como las personas que son, también tienen algo que decir. A veces con palabras, otras, con sus peinados.
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