Apuntes.
Manuel Rosete Chávez.
 

Otras entradas
2017-02-09 / Hablar con la verdad
2017-02-08 / ¿Que Bermúdez va a salir? Me da mucha risa: Yunes
2017-02-07 / ¡El que sigue!
2017-02-06 / “¡Uff!.. Pacho podría estar lleno de gente de Duarte” Miguel Ángel Yunes Márquez
2017-02-03 / Trump no afecta al turismo
2017-02-02 / El gobierno del cambio
2017-02-01 / Lo vamos a extrañar mucho
2017-01-31 / Crónica de un crimen de lesa humanidad
2017-01-30 / No a la diatriba
2017-01-27 / El harbano Tarek
 
.
Franco y Erick, vidas paralelas
2017-02-10

“Lo de la filtración de los 500 millones, que


entregó Bermúdez a Héctor, es obra de la magia negra”


El filósofo de la Mixtequilla


Quienes compartieron andanzas con ellos en tiempos de la Facultad de Derecho de la UV, nos comentan que en esas fechas Rogelio Franco Castán ya andaba militando en el PRD no por una convicción ideológica de izquierda sino en busca de un espacio para mirar al futuro, mientras que Erick Lagos Hernández ni idea tenía de qué es lo que quería; ambos se dieron de alta como colaboradores para la campaña de Ignacio Morales Lechuga al Gobierno del Estado.


Hablamos de 1998, cuando Nacho intentó la candidatura por una alianza de partidos encabezados por el PRD de Cuauhtémoc Cárdenas, el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México. Morales Lechuga gozaba de una buena imagen pública en Veracruz y esa alianza garantizaba el triunfo toda vez que el PRD era el partido que registraba el mayor crecimiento en el país, y en Veracruz, más.


Finalmente el dueño de las siglas del PRD vetó la candidatura del ex Secretario General de Gobierno y ex Procurador General de la República, en venganza porque Nacho, siendo mero mero de la PGR, ordenó el encarcelamiento del hijo del patriarca perredista tras la comisión de un delito, y se le cayó la alianza que había entusiasmado grandemente al perredismo veracruzano.


Finalmente, Morales Lechuga fue candidato del Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México a Gobernador de Veracruz en 1998, quedando en cuarto lugar, y quien ganó esa elección fue el priista Miguel Alemán Velasco.


El asunto es que con su clásica labia, los chamacos Franco y Erick se ganaron la confianza del político de Poza Rica quien les confió algunos recursos para gastos, y a la primera oportunidad que se les presentó hicieron perdidizo un maletín y que los echan de la campaña. Morales Lechuga los encaró, les hizo confesar el robo y los corrió. Ahí es cuando se comienza a escribir la historia de estos dos pillos que han logrado transitar más de tres sexenios (casi veinte años) en sitios de privilegio en la vida política de Veracruz.


Fidel y Erick ni se conocían


Durante la administración de Miguel Alemán Velasco, ambos jóvenes dedicaron buena parte de su tiempo a concluir sus estudios en la UV, por cierto, Rogelio Franco, por lo que supimos últimamente ni se tituló, Erick seguramente tampoco pero ambos consiguieron ese trámite mediante algo que han aprendido a manejar a la perfección y que se llama: tráfico de influencias.


Hay que puntualizar que Erick Lagos no conocía a Fidel Herrera hasta que éste emprendió su precampaña, es decir, no es de los “chamacos fieles” que compartieron un cuarto de cuatro por cuatro en el Senado de la República trabajando para el senador Fidel Herrera… pero, ¡es peor!, que todos juntos.


Cuando El Tío andaba haciendo rounds de sombra, luchando contra diez adversarios por la candidatura priista al gobierno, en cierta ocasión, mientras comía en La Pérgola con un par de amigos, Erick se apersonó y se presentó, llenando de elogios al de Nopaltepec, definiéndose como fidelista de toda la vida, convencido de que Fidel era el mesías que los veracruzanos estábamos esperando para conducir por buen rumbo al estado hacia la prosperidad y el desarrollo.


Vanidoso como es Fidel, agradeció el elogio y preguntó en dónde estaba, a qué se dedicaba aparte de la política y ahí le brincó Erick. El hoy diputado federal dijo que pues no tenía un ingreso que le permitiera subsistir, que estaba dispuesto a ser parte de su equipo pero que de plano no tenía lana. Fidel tomó el teléfono, marcó al presidente del CDE del PRI y le ordenó dar de alta en la nómina al joven Lagos con un ingreso de veinte mensuales, que después le explicaría el asunto con mayores detalles, a lo que el dirigente estatal priista accedió de inmediato.


Loco de contento, Erick Lagos agradeció al Tío el gesto tan generoso y prometió serle fiel en lo próspero y en lo adverso (en lo primero sí lo ha demostrado pero, en lo otro, quién sabe) y que se enchufa en el equipo junto con los chamacos de la Fidelidad, además de Cristian Morales Carreto, Antonio Cobos y Rogelio Franco, quien hábilmente y acordado con Erick conservó un bajo perfil en esa campaña.


La tarea encomendada a este chilango (Rogelio nació en la Ciudad de México, de allá es), fue fortalecer su imagen al interior del PRD, comprar consciencias e ir arando el terreno para la llegada de Fidel al poder; el PRD podía convertirse en partido aliado teniendo a Franco infiltrado.


Y mientras Erick Lagos (primero desde la Secretaría Particular, luego como diputado local y líder camaral, más tarde como presidente del CDE del PRI y finalmente como Secretario General de Gobierno) cometía cualquier cantidad de pillerías y amasaba una incalculable fortuna al amparo de su padre putativo, Rogelio, el amigo de la juventud, con quien cometió sus  primeras tropelías, hacía lo propio recibiendo fuertes sumas de dinero mensualmente para “operar” hacia el interior del perredismo una alianza de facto con el gobierno priista en el poder.


A Rogelio Franco Castán lo premiaron con una diputación federal y luego con la suficiente pasta para adquirir la franquicia del PRD en el estado. Cuando la alianza PAN-PRD se cristalizó en la cúpula de los partidos, ni tiempo tuvo el actual Secretario General de Gobierno de reaccionar, no le quedó más que apechugar e irse del lado del panista Miguel Ángel Yunes Linares y nadar de a muertito, sin perder en ningún momento el contacto con el hoy diputado federal, Erick Lagos Hernández.


Durmiendo con el enemigo


Cualquiera pensaría, después de leer esto, que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares duerme con el enemigo, pero no. Para el perfil de político bien informado que tiene, el Gobernador sabe muy bien con quién trata, el problema son los acuerdos que las cúpulas del PAN y el PRD tomaron para hacer esta alianza, que incluyó entregar la Secretaría General de Gobierno y que buscó Franco con el apoyo de los chamacos fieles, pero en cuanto comiencen a caducar las fechas de los acuerdos, Rogelio Franco y compañía van a salir como disparo de esa importante posición.


Por el momento, que sigan disfrutando de sus jugosos salarios las barbies y reinis que Erick Lagos le heredó a su fiel escudero Rogelio Franco, por eso ellas no han padecido el terrorismo laboral que ha azotado todas las dependencias del gobierno. Son chavas que nos cuestan a los veracruzanos para que las sigan usando los nefastos chamacos fieles, porque el Secretario General de Gobierno, Rogelio Franco Castán, ni las pela, las respeta y las protege pero quienes las siguen usando son otros del PRI.


Lo que también es cierto es que la pareja Rogelio-Erick es indestructible, son lo mismo, están hechos de lo mismo, e inmensamente ricos.


Reflexión


En el ayuntamiento de Veracruz los colegas periodistas comienzan a extrañar a Elisa Tagle, en la jefatura de prensa, a la jovencita Coni Herrera, egresada de las páginas de sociales y del DIF municipal, le quedó muy grande la silla que le heredó Elisa; Coni se la pasa como estampilla pegada al alcalde Ramón Poo Gil creyendo que con eso está cumpliendo y no, sus obligaciones son otras, así en nada ayuda al alcalde nos comentan.  Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx formatosiete@gmail.com www.formato7.com/columnistas 

 
Regresar a la Página Principal
Aviso de Privacidad
 
Comentarios
 
En Política al Día nos interesa tu comentario, es por eso que creamos este espacio para tí. Aquellos mensajes que contengan un contenido vulgar, difamatorio u ofensivo, serán eliminados por el administrador del sitio. Leer normas y políticas