De que morimos, morimos; pero ¿por qué en manos de la pendejez humana –¿humana?- que tiende a la anulación hasta de la memoria? Las estadísticas y encuestas están ahí: la deshumanización. ¿Y qué queríamos? Si nosotros mismos lo permitimos. Y llego a pensar que no pasamos de donde estamos porque sencillamente no luchamos en contra de la ignorancia, la pobreza y la mediocridad. No recuerdo quien lo dijo.
Alguien escribió: “Necesito un astrolabio, para encontrarte”. Y Georg Christoph Lichtenberg nos dejó este esplendoroso aforismo: “”Hoy le permití al Sol levantarse antes que yo…”
Antes o después (no importa el tiempo) Lichtenberg escribió que Lichtenberg: “Piensa mucho en la muerte y nunca con repulsión; quisiera poder pensar en todo con la misma tranquilidad. Desea que su creador le reclame con suavidad la vida de la que no fue un propietario muy económico, aunque tampoco muy derrochador”.
Bueno, en todo caso, lo único de seriedad que hay en esta vida es la muerte. Y ella se ríe, digo yo. Así que a celebrar “los días de muertos”.
Los días y los temas
Leo: “En los primeros cuatro años del Gobierno de Enrique Peña Nieto fueron asesinados 31 mil 357 personas de entre 15 y 29 años –35.7 por ciento de las 87 mil 788 víctimas de homicidio doloso en ese lapso–. Las víctimas son jóvenes estudiantes, mujeres, trabajadores… Grupo civiles organizados reclaman que el Estado le ha dado la espalda a este sector de la población, lo que provocado que en muchas entidades de la República su única opción para sobrevivir sea integrarse a los ejércitos del crimen organizado”. (sinembargo.mx, 24-10-17).
Más, más y más muertes… ¿Qué les parece?
De cinismo y anexas
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, en una charla realizada en el auditorio “Alfonso Caso” de la Universidad Autónoma de México (UNAM) expresó: “El rezago económico de México tiene su origen en la violencia, la corrupción, los monopolios y la falta de acceso a la educación”. (sinembargo.mx, 24-10-17). Ahí ‘ta.
Como escribió Lichtenberg: “Debe investigarse si acaso es posible hacer algo sin tener en mente el interés propio”. El que tenga oídos… |