Columnistas, articulistas, analistas políticos, comentaristas de radio y televisión, todos los que hacen opinión en el país, cuestionaron al tabasqueño por estar tratando de blindar con fuero al corrupto exlíder de trabajadores para que pueda regresar y no ser detenido, y de paso convertirlo en senador.
El columnista Raymundo Riva Palacio recuperó ayer con detalles la información que manejó el 20 de abril de 2014, hace ya casi cuatro años, donde mostró “la arqueología” del fraude con datos precisos.
Su resumen del caso es más que ilustrativo.
“Gómez Urrutia ha estado metido en problemas legales desde que la cooperativa Veta de Plata lo demandó por haber cometido un fraude en perjuicio de 10 mil mineros en 2005, al violar un fideicomiso formado durante el proceso de privatización de minas en 1989, donde se acordó que, al concluir el pago de la venta, 5.0 por ciento de ese monto –55 millones de dólares–, sería entregado al sindicato, que se había comprometido a entregar su parte correspondiente a los trabajadores. El entonces líder minero fue atrapado en el delito cuando la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional de Valores y Cambios descubrieron una ingeniería financiera fraudulenta en la cuenta 10964526 de Scotiabank Inverlat, a nombre del sindicato minero, desde donde se realizaron nueve retiros por 44 millones 767 mil 765 dólares a destinatarios que nunca debieron haber recibido esos recursos”. De 9 millones de dólares que no aparecen, también ofrece información.
Otro prestigiado periodista, Enrique Quintana, Director de El Financiero recordó también ayer que hay quienes piensan que AMLO es una especie de “Juan el Bautista” y que basta su palabra para “purificar” a verdaderos delincuentes como este exlíder de trabajadores mineros, aunque no es el único. Para él se trata de un caso de pragmatismo absoluto y cínico.
De qué alcance ha sido el desatino de AMLO que la propia coordinadora de su campaña, Tatiana Clouthier le declaró a Denisse Maerker: “Para mi fue una sorpresa. No tengo palabras para contestarte nada”, y cuando le preguntó si ella era la única sorprendida, le respondió: “puede que no”.
Pero la de NaPillo no fue la única postulación que hizo López Obrador al Senado que fue severa y duramente cuestionada.
Lleva en su lista, que le garantiza fuero, a Nestora Salgado, quien como líderesa de autodefensas cometió por lo menos 50 secuestros y ataques armados contra civiles y militares en el estado de Guerrero, y obtuvo su libertad por negociaciones políticas, pero las pruebas en su contra son abrumadoras.
Uno más, Félix Salgado Macedonio, ha sido de lo peor en el escenario político mexicano (¿se acuerda usted cuando siendo diputado federal le gritaba en completo estado de ebriedad al veracruzano Dionisio Pérez Jácome: “¡Te voy a madrear Nicho”, lo que quedó grabado?), un verdadero vándalo, quien como alcalde de Acapulco le abrió las puertas al narcotráfico y luego huyó y se escondió, hasta que AMLO lo ha devuelto a la vida política también como candidato al Senado, ni mas ni menos.
Y qué decir del aval de López Obrador para que su aliado el PES postule a otro impresentable, Fausto Vallejo, quien siendo gobernador de Michoacán se hizo de la vista gorda mientras su hijo negociaba con “La Tuta” y con “Los Caballeros Templarios”.
La lista se alarga pero ahí la dejamos.
Ayer Joaquín López Dóriga hizo notar otro pequeño gran detalle: NaPillo Gómez Urrutia está impedido para ser candidato, pues no cumple el requisito de seis meses de residencia antes del día de la elección y sigue viviendo en Canadá. Su abogado dijo ayer que sólo regresará cuando sea senador.
¿Cómo, pues, creer en un hombre que el domingo pasado dijo que: “Con terquedad, con necedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada, voy a acabar con la corrupción”, así, ¿perdonando a los corruptos?, ¿es así como pretende elaborar “una Constitución moral… un Código moral como proclamó ayer?
En Morena lo que menos hay es democracia. López Obrador no permite la autocrítica y quien se atreve a cuestionarlo es echado de su paraíso. Eso explica por qué, salvo el honoroso caso de Tatiana Clouthier, nadie más reparó ni expresó su abierto rechazo a la postulación de NaPillo Gómez Urrutia. Todos han guardado silencio (los militantes de Morena que forjaron ese partido, los de abajo, originales, los que se sacrificaron, están decepcionados y descontentos porque tanto que lucharon por hacer crecer a su formación política y ahora ni en cuenta los toman para la postulación de candidaturas).
El domingo, lúcido, como siempre, Enrique Krauze en las páginas de El País retó nuevamente a López Obrador a debatir luego de que AMLO le tildó de “conservador” sólo porque defendió el derecho de Jesús Silva-Herzog Márquez a criticar al dueño de Morena. Le pidió que cese el escarnio “moral” que hace de la discrepancia.
Remató su artículo con lo siguiente: “Rechacé y rechazo los ataques bajos en contra suya (de López Obrador). Si triunfa en las elecciones, defenderé su derecho a poner en práctica su programa social y económico, siempre y cuando lo haga respetando escrupulosamente el marco legal e institucional y el régimen de libertades que sostiene ese hogar común que él, con su prédica, se empeña en dividir, pero que nos pertenece a todos. Ese hogar común que es México”.
Me da pie para comentar que a diario recibo muchos reclamos de lectores, amigos, conocidos que me piden estarlo cuestionando, o que me reprochan que escriba de él. Insisto: si las encuestas le ubican en primer lugar tengo que decirlo, lo que no necesariamente significa que esté de acuerdo con muchas de las cosas que dice o que propone, menos con la intolerancia contra sus críticos, lo que me causa mucho temor porque si así se comporta como candidato, cómo irá a ser si gana la Presidencia.
Si la voluntad de la mayoría se impone el 1 de julio a su favor, lo aceptaré y lo respetaré como periodista, pero si como está haciendo ya intenta gobernar al margen o contra de la ley seré crítico con él y asumiré las consecuencias.
Yo lo repruebo y censuro ahora por casos como el de Napoleón Gómez Urrutia y otros que menciono. No avalaré con mi voto tal despropósito, aunque me seguiré ocupando de él cuando crea que lo que haga o diga tenga interés periodístico.
Desde este espacio le envío mi abrazo solidario a Rogerio Pano. |