Si en las primeras semanas el Fiscal Jorge Winckler Ortiz trató de guardar las apariencias, hoy ya no se molesta en ocultar que es un empleado al servicio del gobernador.
Escudado en su patrón, Winckler ha violado la ley y ha cometido barrabasada y media que lo pueden llevar a perder no sólo su chamba sino su libertad.
Un gobernador autoritario y un Fiscal sumiso, no son la mejor combinación para que Veracruz sea un estado de leyes. Y van tres ejemplos.
El pasado diciembre el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero y el gobernador, Miguel Ángel Yunes, se enfrascaron en un duelo por unas cámaras de videovigilancia que se instalarían en la ciudad.
Mandón como ha sido toda su vida, Yunes ordenó colocar postes para las cámaras sin pedir permiso al ayuntamiento representado por Hipólito y éste mandó poner sellos de clausura a los postes.
Lleno de ira el gobernador ordenó a su Fiscal que le diera un calambrazo al alcalde y lo citara a la FGE. ¿El motivo? unas declaraciones que el munícipe había hecho sobre los asesinatos de mujeres en el Santuario de las Garzas.
Semanas después, cuando los levantones y ejecuciones eran cosa de todos los días, la investigadora de la Universidad Veracruzana, Rosío (así escribe su nombre) Córdova Plaza, declaró que estos ilícitos se estaban cometiendo también con académicos y estudiantes de esa casa de estudios.
Esto bastó para enfurecer al gobernador que ordenó a Jorge Winckler citar a la mujer. Y el Fiscal obedeció en automático.
Este lunes, un grupo de empresarios a los que el gobierno adeuda 5 mil millones de pesos, protestaron en el interior de Palacio y exigieron ver al gobernador. Yunes los mandó al diablo y ordenó que los echaran. Y los echaron de fea manera.
Pero ahí no paró la cosa. Para que los protestantes vieran que a Miguel Ángel Yunes nadie le truena los dedos, ordenó a su Fiscal que les metiera un calambrazo y Winckler desempolvó una carpeta de investigación contra el empresario Alejandro Cossío.
La intolerancia del gobernador y la sumisión del Fiscal han generado la mar de descontento de quienes piden juicio político para los dos; no sólo por estos desmanes, sino por presuntos delitos cometidos en casi dos años.
Pero ni así le baja el gobernador que acusó a Cossío de ser “Coyote” y al presidente de Empresarios SOS, Jesús Castañeda Nevárez (al que no mencionó por su nombre) de… ¡venderle computadoras al gobierno estatal!
Textual dijo de Castañeda Nevárez: “Uno de ellos, que es de los que más habla y en los medios escribe y todo, era cómplice de Édgar Espinoso. Le vendía al gobierno del estado tóner y le vendía computadoras, instaló computadoras al gobierno del estado”.
De seguro el gobernador tiene pruebas de la presunta complicidad entre Jesús y el corrupto de Édgar, porque esa es una acusación muy seria.
Por otro lado, y en el supuesto de que así haya sido ¿qué de malo tiene que Jesús Castañeda le haya vendido computadoras al gobierno del estado? ¿Dónde está el delito, falta, infracción o quebrantamiento a la ley en el acto de vender unas computadoras?
El gobernador no desea pagar a los empresarios y no les va a pagar. Y si éstos siguen de exigentes se las verán con el Fiscal que acalambra. El problema es que tanto a Yunes como a Winckler les quedan menos de 140 días para seguir usando el poder y las leyes como se le antoje. Después… aguas.
Quiérase que no ambos están metidos en un atolladero. Y si siguen las cosas como van podría repetirse en ellos la historia de Duarte y Luis Ángel.
bernardogup@hotmail.com
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