Nunca había ocurrido que en tan poco tiempo sacaran del Palacio de Gobierno a políticos de dos partidos diferentes; nunca había ocurrido que un gobernante desencantara al electorado en menos de dos años lo suficiente para que lo echara.
Esta vez remataron su tarea de casi acabar con el PRI dejándolo sin ningún triunfo electoral y redujeron a su mínima expresión al PAN al que constitucionalmente sólo le quedan cuatro meses en el mando gubernamental.
Vivimos ya la transición política y tenemos a dos gobernadores, el constitucional y el electo; la percepción es que se mueve más este último y que se ha apoderado de la agenda de los asuntos del Estado.
Por los ecos diarios de la vida pública percibo que a los yunistas azules y a los panistas todavía no les cae el veinte de que viven sus últimos días de poder y en el poder y siguen actuando y pensando como si nada hubiera cambiado.
Ya iremos comentando detalles de lo complicado que empiezan a tener su salida los que se van, complicaciones por diferentes motivos, uno de ellos el mal manejo que hicieron de los recursos económicos, en muchos casos nada diferente a lo que ocurrió con la salida de Javier Duarte.
Por los testimonios que tengo de diferentes áreas de gobierno, son notorias las caras de funeral de los funcionarios salientes, en muchos de ellos también de preocupación.
No es para menos. Desde hace ya varias fechas están en Xalapa auditores de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) revisando el uso y destino de recursos públicos federales.
En varias dependencias, por más que lo intentan, los funcionarios no pueden cuadrar las cifras y están haciendo lo que pueden; al final, porque no hay cómo tapar las irregularidades o ilícitos saldrán a la luz pública tarde o temprano, puede que más temprano que tarde.
Inicia nuevo estilo de actuar
Por el lado contrario, el gobernador electo mantiene acercamiento con los diferentes sectores de la vida pública del Estado.
El 9 de julio, cuando por fin el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares reconoció públicamente su triunfo, lo invitó a que se reunieran en Palacio de Gobierno “para conversar sobre la situación general de Veracruz”.
Por razones que sólo Cuitláhuac García sabe, no lo ha hecho. Pero por lo que se ve, habría preferido conocer en forma directa, escuchando a los veracruzanos, cuál es la situación real, lo que puede ser un indicio de lo que será su estilo de gobierno, es decir, que no le digan, que no le cuenten, como repite el merolico.
Para los políticos tradicionales, incluso para la población acostumbrada al comportamiento público de esos políticos, a medida que vean el actuar del nuevo gober seguramente les parecerá extraño e incluso que no actúa como un priista o un panista.
Es que se sale del patrón que construyeron para su uso y lucimiento personal los gobernantes tradicionales.
Por ejemplo, en una comida en Emiliano Zapata luego de su primer mensaje como gobernador electo en la Plaza Lerdo de Xalapa, dio muestra de su actuar austero, hasta con el verbo.
El ágape estaba previsto para mil quinientas personas pero llegaron más de dos mil. Cuando le pasaron el micrófono, en lugar de soltar un largo rollo lleno de frases hechas y de demagogia, al estilo de Fidel Herrera Beltrán, por ejemplo, se concretó a decir a los que estaban parados o afuera que no se preocuparan, que también iban a comer y anunció que pasaría a saludar a todos. Y nada más.
En otra comida en Úrsulo Galván la semana pasada con los pobladores de ese lugar y de otros municipios, tuvo la cortesía de saludar a “representativos” que acudieron, pero prefirió irse a convivir con los de “abajo”.
El uso hasta antes de él era que el gobernante compartiera mesa con los pudientes, con el alcalde, los diputados, los líderes de agrupaciones, los riquillos de la comunidad y los caciques locales, que degustara ricas viandas y deleitara las más caras y finas bebidas.
Pero ha sorprendido a quienes ya han compartido comida con él que no tiene a ningún guarura a su espalda ni a algún ayudante cerca; que no hay empistolados u hombres con armas de grueso calibre cuidándolo; que no viaja en camioneta de lujo y blindada; que no lo sigue un “convoy” de vehículos a donde va; que no trae ningún aparato “logístico” ni “avanzada”; que si puede el mismo se sirve su comida y destapa su refresco; que viste sencillo. En fin.
Contrario a lo que se estiló en Veracruz, también en el nombramiento de quienes colaborarán con él ha cambiado la forma. Antes, en conferencia de prensa en algún local especial se daban a conocer los nombres de los integrantes del gabinete, y durante mucho tiempo se hizo en la víspera de que entrara en funciones el nuevo gobierno.
Ayer se confirmó que este miércoles, a cuatro meses de que asuma el poder, hará oficial el nombramiento de quien será el Secretario de Gobierno de su administración, el cuenqueño Eric Patrocinio Cisneros Burgos, durante un acto en la Plaza Lerdo.
Habrá que esperar a que rinda protesta constitucional para ver si lo que ha mostrado ahora será la normalidad y cuáles serán los cambios de fondo, que es lo que más interesa.
Se acabarán los sueldos altos
Algo que ya trasciende es que como ha dispuesto el presidente electo Andrés Manuel López Obrador en el nivel federal, también en Veracruz los sueldos en el Gobierno del Estado irán a la baja, se caerán drásticamente, y eso repercutirá en el Congreso local. No se sabe en el caso del Tribunal Superior de Justicia.
Para ello, el propio AMLO habría enviado ya, como “sugerencia”, un tabulador de sueldos para que se aplique en la nueva administración estatal, que para quienes están acostumbrados a ganar mucho ya no les resultará atractivo.
Creo que estamos ante novedades que darán qué comentar. Lo iremos haciendo. |