Flavino Ríos Alvarado no ha sentido el rigor de la cárcel. Una vez detenido, como los chamacos de la secundaria, se consiguió un certificado médico para que lo trasladaran de inmediato a un cuarto de hospital. Después fue fácil conseguir el arresto domiciliario. Pero ya en arresto domiciliario Flavino Ríos Alvarado se daba sus escapadas y vivía como si nada le debiera a los veracruzanos. Cierto día un periodista se lo encontró en Costco muy tranquilo comprando víveres y le tomó una foto. Flavino Ríos ha sido nuevamente vinculado a proceso, como se le sentenciara en marzo de 2017. Todavía puede permanecer en arresto domiciliario, esperando que se lleve a cabo su litigio. Pero al parecer las artimañas de Flavino y sus abogados, que a cada rato anuncian la liberación de Flavino, ya cansaron a la autoridad, pues en la Fiscalía General del Estado ya están pensando en revocar su arresto domiciliario para darle una temporada en Pacho Viejo; a ver si así aprende a resignarse y a dejar de mandar “borregazos” a la prensa con la noticia de que su exoneración está muy cerca. Flavino, como muchos de los presos en Pacho Viejo, querrá aprovechar la llegada del gobernador electo Cuitláhuac García, para ver si éste es más blandito y termina por otorgarles el perdón.
Deuda con los empresarios, cuento de nunca acabar; quieren cobrar lapiceros Bic como si fueran plumas Schaefer
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Cada quien tiene su manera de ver el tema de la deuda con los empresarios veracruzanos. Los que van a pagar exigen que se demuestre que la deuda es legítima, que no es una deuda contraída al estilo Javier Duarte, de esas que quieren cobrar lapiceros Bic como si fueran plumas Schaefer chapadas en oro. Los empresarios por su parte quieren que les paguen, sin importar si la deuda es legítima o no; ellos tienen sus facturas, sus promesas de pago y si el gobierno anterior contrajo la deuda, institucionalmente la deuda se traslada al siguiente periodo. Andrés Manuel López Obrador tendrá que pagar deuda que contrajo Peña Nieto, es parte de la transición, del deber democrático de un país. Lo mismo le pasó a Yunes Linares en Veracruz, lo mismo le pasará a Cuitláhuac. No hay misterio en el caso. El problema es que muchos empresarios ilegítimos porfían, y buscan sacar raja de esta incertidumbre política y financiera. Esos empresarios creen que entre más ruido hagan, el siguiente gobierno les extenderá un cheque que cubra todos los “adeudos”. Esperemos que no sea así. Por ejemplo, el caso de algunos empresarios periodísticos es alarmante; quieren que se les pague una deuda que además de ilegítima, es inmoral.
AMLO no debería trabajar en sábado, que porque es pecado; a ver si por desoír no nos vienen las Diez Plagas de Egipto.
Existe una religión que es la de los Adventistas del Séptimo Día, quienes de alguna manera toman de manera muy literal la ley mosaica. Uno de los mandamientos de Dios señala que el sábado es un día sagrado, un día en el que no se deben realizar trabajos, pues en el séptimo día Dios descansó de la creación. Ellos no realizan actividades en sábado, pero eso no los exime de participar en la política. Es por ello que un seguidor de Andrés Manuel López Obrador, miembro de la iglesia del Séptimo día acudió a la casa de transición del presidente electo en la colonia Roma para sacarlo del error. “El sábado es el día del señor, el sábado no se debe trabajar es un mandamiento (...) le puede ir mal a los mexicanos, pueden venir más sismos”. La intención del hombre no fue mala, si está equivocado o no, no nos corresponde juzgarlo. El caso es que se encontró a otro seguidor de AMLO que no comparte sus creencias quien al ver que se acercaba “peligrosamente” a López Obrador lo derribó y evitó que el hombre diera su mensaje. A ver si al rato el hombre tenía razón y por no evitar que AMLO trabaje los sábados, nos vienen las Diez Plagas de Egipto.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com |