A 60 días, de concluir el inocultable fracaso y las pérdidas de oportunidades, hay que identificar lo poco logrado y lo mucho pendiente por hacer. Exigir resultados positivos, comprobables de rendición de cuentas, fiscalización y evaluación social.
La realidad se impone, se rechazó la continuidad de más de lo mismo o peor; no hay indicadores confiables de avances en lo económico y financiero; ni señales de superación de niveles de pobreza y bienestar; y respecto a inseguridad, a pesar del esfuerzo promocionado, la situación no mejora, según INEGI, Veracruz es de los diez primeros estados del país, con más homicidios: 1,555 en 2017, frente a 1,293 en 2016.
Ante la notoria opacidad gubernamental, insistir, exigir y preguntar: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con elevados y ofensivos sueldos, más beneficios especiales?
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Opacidad y rapacidad que ignoran y ridiculizan, hasta a las autoridades judiciales, que ordenan se respeten derechos ciudadanos y sociales.
CONSULTAR PARA REFORMAR. PARTICIPAR Y EVALUAR.
En diversos temas importantes, el Presidente electo y su equipo, así como el Gobernador electo en Veracruz, han iniciado los trabajos para definir y poner en marcha la anunciada y electoralmente respaldada, nueva forma de gobierno.
Trabajo sin duda, nada fácil ni rápido, dados los múltiples intereses, actores y contextos involucrados.
Se sabe que establecer consultas es ampliar las participaciones; y que es también forma, de encontrar soluciones viables. Consulta y participación, en mucho fortalecen y legitiman las acciones gubernamentales.
Largo camino por recorrer, construir y mejorar; y mucho por desaprender de las obsoletas y contradictorias formas, del viejo y derrotado régimen político que debe ser superado.
De ahí que, aunque sea breve y rápidamente, vale la pena reflexionar sobre retos, dificultades, alternativas y oportunidades.
Para ejemplificar tomemos la Reforma Educativa, como referencia. No sin antes advertir, de las limitaciones y alcances de una generalización, referida a cuatro problemas determinantes, que solo pretende mostrar, el tamaño e importancia del esfuerzo a realizar, por ciudadanos, sociedad y ámbitos de gobierno
Primero, la complejidad de la problemática de dicha Reforma Educativa incluye, como siempre alumno y maestro; familia, comunidad y gobiernos; personal, organizaciones sindicales, cuerpo directivo y funcionarios; instalaciones, equipo, cobertura y funcionabilidad; y nivel tecnológico, mantenimiento, localización y accesibilidad, entre otras características que se someten la Reforma y la educación misma, al contexto regional y las condiciones locales. Pero además, hay que considerar las características de cada nivel educativo y su acumulación, para identificar tipo de egresados, particularmente los que, a fin de cuentas, demandarán educación superior. La cobertura atendida por nivel y su costo, así como la cantidad y calidad de egresados, su ocupación y empleo, son indicadores importantes.
Segundo. El imprescindible fortalecimiento del Estado de Derecho. Empezando, por la inmediata y eficiente reacción, para detener y revertir, el debilitamiento y destrucción del Estado de Bienestar. Tema de entendimiento y atención imprescindible, ya que de su funcionamiento y capacidad depende la materialización de sus características, de servicios públicos gratuitos disponibles para la población, en cantidad, calidad y puntualidad,
Tercero. La localización y reducción de obstáculos y resistencias, establecidos y hasta sistematizados, por la presencia y operación de costosas deformaciones y parasitosis internas. Representadas principalmente por innecesarias y caras burocracias, en donde proliferan, injustificados y exagerados sueldos, prestaciones y otros beneficios, vinculados con compras, contratos, mantenimiento, construcción, endeudamiento, concesiones y hasta privatización.
Y cuarto. La capacidad de organización e implementación de los cambios acordados; así como su seguimiento y control, y su imprescindible evaluación y retroalimentación permanentes. Aspecto que propiamente se empezará a enfrentar el próximo 1º. De diciembre.
LA OTRA DESTRUCCIÓN DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.
Solo como un brevísimo anticipo, al conocido y controversial tema del hasta hoy existente tipo, costo, forma y alcances de la educación superior pública.
Para entender la magnitud del cambio que viene, sus efectos y oportunidades respecto a la situación y perspectivas de la Universidad Pública, habría que empezar por preguntar. ¿En dónde queda el compromiso con el origen, con lo humano y social, que le da existencia y razón a la institución? ¿Rechazando más, cerrándose más y excluir a más, bajo inadmisibles pretextos?
Inconveniente declarar y creer que salvo a algunas Universidades ya quebradas, en general no pasa nada.
Absurdo sostener que muchas cuentan con autonomía real, con presupuesto disponible levemente incrementado, cuando en realidad prolifera en todas, la creciente pérdida de capacidad de compra laboral e institucional, con su consecuente e inocultable empobrecimiento, arriesgándose incluso la pérdida de efectividad y competitividad, así como de importantes prestaciones sociales y pensiones a sus trabajadores.
Para enfrentar y resolver problemas es básico contar con información sobre la situación. Así que hay que exigir que la cara e inútil burocracia, cumpla con su obligación de informar; pero además, desquite sus altos sueldos, ingresos y beneficios, proporcionando diagnósticos actualizados, identificación de retos y oportunidades, rendición de cuentas y fiscalización. Y desde luego, permita evaluación social permanente.
Imprescindible identificar enemigos externos, y también internos. Enemigos del conocimiento, la creatividad y de ese espacio plural, de libertades, creencias, imaginación y percepciones, de ciencias y artes en general.
Conveniente y oportuno, señalar también deficiencias y defectos internos que han colocado a demasiadas universidades públicas en una situación muy difícil, de insuficiencia, cuestionada administración y quiebra financiera.
Educación superior gratuita y de calidad, como otros servicios gubernamentales, es derecho irrenunciable de un pueblo que tiene a gobierno y servidores públicos a su servicio. Sin excepción deben servirle y no servirse, y mucho menos perjudicarle hasta sacrificarle.
Ante la inminente IV transformación. La Universidad Veracruzana requiere revisión y atención seria y a fondo. *AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez
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