Llegó al correo de Libertad bajo Palabra un documento en donde un trabajador de RTV se queja de las “irregularidades” que ha venido cometiendo Porfirio Manuel Martínez Contreras, subdirector administrativo de Radio Televisión de Veracruz. La persona que hace la denuncia se identifica, pero nos pide que por temor a represalias omitamos su nombre, precaución que le concedemos. Según este trabajador Porfirio Manuel Martínez Contreras, a través de su cargo en RTV, utiliza un vehículo oficial para uso personal, con gasto de gasolina y mantenimiento a la empresa. Pero no sólo él. También la esposa tiene vehículo y chofer que la llevan a Plaza Américas de comparas y hasta los hijos cuentan con transporte privado para llevarlos e ir por ellos a la escuela. En su denuncia el empleado asegura que Porfirio Manuel Martínez ha incorporado a RTV a varias amistades con “sueldazos”, al tiempo que desde su puesto de autoridad contrata los servicios de auditorias a sus amigos, por los cuales lleva una buena comisión. Los empleados de RTV ratificarán si es cierto que el subdirector administrativo se hace escuchar a gritos y con grandes desplantes. Pero no sólo eso, algunos empleados están inconformes con que la secretaria de Porfirio Manuel Martínez haya sido recontratada, cuando ella ya había recibido una indemnización por retiro voluntario. ¿Y por qué pasa todo esto? Pues porque el director Raúl Martínez Chávez nada más está de adorno. A veces va, a veces ni va. Como sabe que poco le duró el gusto de ser director de RTV, pues ya anda buscándole por otro lado.
¿A quién le cree usted más, a Hipólito el “reculón” o a Ricardo Ahued?
Las reculadas de Hipólito Rodríguez son legendarias. Lo hizo con los de Antorcha Campesina, con los tianguistas de la avenida Orizaba, lo hizo con los de Plaza Ánimas, con su regidor Rafael Pérez Cárdenas, a quien nada más exhibió, y ahorita con el relleno sanitario, que primero lo denuncia, lo clausuran y después tiene que pedirles “perdón”, que siempre no queremos clausurarlos porque no tenemos donde echar la basura. Ahora dice que no había ningún riesgo de quedarnos sin agua, lo dice después de prestar atención al llamado de Ricardo Ahued, después de entrevistarse con nuestros “hermanos de agua”, con el alcalde Quimixtlán. Hipólito estaba tan entretenido en los problemas en los que se ha metido que, si no se lo recuerda Ahued, ni siquiera se le hubiera ocurrido checar el trato que se tiene con Quimixtlán, quienes controlan el agua del Huitzilapan. Al rato va a salir que tampoco hay urgencia en arreglar el tema del estacionamiento de Plaza Ánimas, que es “fuego amigo y reteamoroso”, que son meros rumores. Los xalapeños que acostumbraban pasar a hacer sus compras a Plaza Ánimas y ven que no hay sitio donde estacionarse, se acuerdan de Hipólito Rodríguez; los locatarios de ese centro comercial se han de acordar, pero de su mamacita.
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#ConLosNiñosNo, pide Müller a El Universal; AMLO tiene otros hijos y con esos sí
¿Qué encono puede generar el hijo menor de Andrés Manuel López Obrador? Realmente ninguno, Jesús Ernesto López es un niño como cualquier otro en un contexto, eso sí, extraordinario. Su padre será uno de los presidentes de la República más poderosos de los últimos sexenios. Jesús tiene 11 años y ya ha sido objeto de la discordia de mentes enfermas y hasta de periodistas mezquinos. Sin tener peso político se le ha criticado hasta por el corte de pelo, por los gestos que hace mientras su padre discursa; se ha dado seguimiento a sus fracturas y hasta la elección que ganara en su escuela, Manuel Bartolomé Cossío, ubicada en Tlalpan. Este seguimiento ya tiene molestos a los padres, es por ello que ante la última nota editorial del periódico El Universal sobre el niño, nota titulada: “Hijo de AMLO, recargado... y motorizado”, la madre, Beatriz Gutiérrez Müller con un solo tuit generó una ola de rechazo en contra de El Universal. Su tuit sólo decía, #ConLosNiñosNo. Y tiene razón la madre. Los otros tres hijos de López Obrador tienen cargos en el partido y mueven los hilos de la sucesión en varios estados. Con ellos sí, pero con un niño de 11 años, pues con él no hay que meterse.
Armando Ortiz
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