Cuitláhuac García Jiménez, próximo gobernador de Veracruz no requiere aduladores; no los necesita. Por el contrario, la manera de apoyarlo es, precisamente, la crítica objetiva y constructiva pues está visto que los aplaudidores poco sirven a la noble tarea de gobernar. De allí que sostener en estos momentos que el nuevo mandatario resolverá en automático los grandes problemas que tiene la entidad resulta aventurado; decir también que tiene una gran capacidad para afrontar los retos en materia de salud, educación, seguridad pública, infraestructura, medio ambiente, finanzas públicas, etc., es igualmente incierto. Mucho dependerá del equipo de trabajo que le acompañe y sobre todo del respaldo que reciba del nuevo gobierno de la República pues todo mundo sabe que nueve de cada 10 pesos de presupuesto público que se ejercen en Veracruz, provienen de la federación.
De allí que, repito, si en verdad sus seguidores y quienes sienten tener los merecimientos suficientes para colaborar en el nuevo gobierno quieren ayudarlo deben asumir una postura objetiva y abierta a la crítica pues decirle a todo “sí señor” desde ahora, no resultará. Se reconoce, como aquí lo he dicho, que los nuevos funcionarios se hayan reunido con alcaldes y liderazgos regionales, pero a partir del primero de noviembre, tal como lo mandata la ley, tendrán la obligación de involucrarse de lleno en el proceso de entrega-recepción dejando de lado las filias y fobias propias de la actividad política, y tendrán necesariamente que asumir una postura como estadistas.
Hoy Veracruz requiere certeza y dirección. Vuelvo a insistir: hasta ahora hay una idea muy vaga de lo que será la próxima administración. Antes, durante y después de su campaña, Cuitláhuac García promovió escasos proyectos y en el tiempo que lleva como gobernador electo no ha dado señales de por dónde habrá de conducirse su gobierno en las materias que más preocupan a los veracruzanos, sobre todo en cuanto a seguridad pública, educación y finanzas estatales. Conozco a García Jiménez. En alguna ocasión platiqué con él en sus oficinas de Xalapa. A primera vista se trata de un hombre bien intencionado, honesto y con ganas de hacer las cosas correctamente; sin embargo, dada la magnitud de la responsabilidad que tendrá a partir del primero de diciembre, resulta insuficiente si al mismo tiempo no se rodea de personas que le hablen con la verdad y le digan las cosas de frente.
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Ayudarlo a él significa ayudar a los veracruzanos; por eso, me sorprende que muchos de quienes forman parte de su primer círculo reaccionen visceralmente a la crítica y consideren que quienes disienten forman parte de un “complot” que busca descarrilar su naciente gobierno. Esa actitud no llevará a nada bueno pues impide que el nuevo mandatario acceda a otras opiniones y a otros puntos de vista como lo exige la necesaria pluralidad que se vive en la entidad y en todo el país.
POSDATA:
Transito prácticamente todos los días por la carretera Xalapa-Coatepec vía corta. Estoy convencido de que se trata de una gran obra de infraestructura que permitirá fortalecer el desarrollo económico, turístico y social de la región. No obstante, he visto a conductores manejar por arriba de los 110 kilómetros por hora. Es probable que exista algún problema con el concreto, sobre todo cuando llueve. Sin embargo, es nuestra responsabilidad como conductores hacerlo con precaución respetando el límite de velocidad y los señalamientos, para salvaguardar la vida de nuestras familias y la de las demás familias que utilizan esta vía de comunicación. Los accidentes registrados deben obligar a las autoridades a revisar el trazo y el material con que se hizo; pero también, deben sensibilizarnos a todos de manejar con el mayor cuidado posible.
mariodanielbadillo@hotmail.com
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