Tales disposiciones no han sido emitidas y, por lo tanto, tampoco se ha cumplido con que “en ejercicio de las atribuciones que le confiere este artículo, el Banco de México regulará las comisiones y tasas de interés, así como cualquier otro concepto de cobro de las operaciones celebradas por las Entidades Financieras con clientes”.
La ASF encontró que las actividades del Banco de México durante 2017 “no se relacionaron con tasas de interés ni con variables que las determinan”.
Eso explica que México sea el paraíso de los bancos extranjeros, que obtienen en nuestro país utilidades que ni en sus matrices, ni siquiera en continentes enteros, se igualan. Aquí operan con márgenes de intermediación financiera que promedia 8.0 por ciento, cuando en Chile y en España lo hacen con 1.6 por ciento.
La ASF consigna que, en 2017, los ingresos netos de la banca por intereses y comisiones alcanzaron el equivalente a 2.4 por ciento del PIB, lo mismo que hay que restarle al Presupuesto de Egresos de la Federación para pagar el costo de la deuda pública, que será equivalente al 2.8 por ciento del PIB este año.
La idea de la reforma financiera no era solamente que los bancos tuvieran mayor facilidad para recuperar créditos de clientes morosos, sino que “otorguen préstamos o créditos en condiciones accesibles y razonables”.
No hay tal: la banca en México favorece el crédito al sector público, adicional al que se le está pagando por las carteras vencidas que absorbió el Fobaproa, hoy IPAB; favorece también el que otorga a través de tarjetas de crédito (20 puntos más caras que en Colombia) y destina mucho menos que en otros países a las actividades productivas.
Lo que ganan los bancos más allá de lo razonable, son recursos que dejan de invertirse en proyectos productivos y que las familias dejan de gastar para su bienestar.
Un acto de soberanía sería empezar a igualar tasas y comisiones bancarias a nivel internacional, lo que estimularía las inversiones empresariales y la capacidad de consumo de nuestro mercado interno, los dos factores clave del crecimiento y desarrollo.
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