“Tras el lamentable suceso donde perdiera la vida la Gobernadora del Estado, Martha Erika Alonso Hidalgo, junto con su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, al igual que el capitán Roberto Cope, el primer oficial Marco Antonio Talavera y Héctor Baltazar Mendoza, secretario privado del legislador, el siguiente paso en este recinto del Poder Legislativo es elegir a un Gobernador interino.
“Como es sabido, se requiere de las dos terceras partes de este Congreso para que se decida por quien ha de tomar el Poder Ejecutivo en el lapso que corresponde, mientras se realizan las elecciones extraordinarias para celebrarse a mediados de marzo…
“Por tal motivo, en aras de que nuestra entidad recobre la paz y el sosiego, tras la incertidumbre político-social que se genera por este trágico suceso que envuelve de luto a nuestra querida Puebla, hemos acordado que sea la fracción del PAN, Movimiento Ciudadano y PRD quien elija al Gobernador interino como muestra de cordialidad política y de respeto al voto ciudadano…
“En espera de que esta petición sea escuchada y apoyada por el resto del cuerpo legislativo que compone este honorable Congreso de la LX Legislatura del Estado de Puebla, hacemos votos porque haya la unidad que clama en estos momentos no sólo Puebla, sino el País…
“Es cuanto, señor Presidente.
Rúbrica
Gabriel Juan Manuel Biestro Medinilla
Presidente de la Junta de Coordinación Política de la LX Legislatura del Estado de Puebla.”
Este borrador es producto de la imaginación de quien escribe, pero más que eso, es el deseo de que la cordialidad política se vea reflejada en nuestros actores políticos, en este caso, en Puebla, centro neural en este momento de la política mexicana que de un modo u otro, repercute en los diferentes estados del país.
Lamentablemente no es así… lejos de buscar el concilio entre las fuerzas políticas, se buscó contra-atacar la diatriba, ¡con más diatriba! lo que llevó que el mismo Andrés Manuel López Obrador (re)bajara su discurso al nivel de la politiquería con sus “conservadores mezquinos”.
Por supuesto, no es responsabilidad absoluta de AMLO este ambiente tenso, denso y malsano en el país... mismo espacio ocupan quienes fustigan con la tragedia de Moreno y Alonso, a un gobierno en ciernes que a veces pareciera que padece insuficiencia fólica, ante la impaciencia de ver resultados prometidos.
Pero dónde queda el mexicano que no tiene vela en este entierro y sólo espera que más allá de un cambio de colores en el poder, haya en serio una transformación lejos de dimes y diretes, de disputas y enconos.
Ojalá que así como muchos aceptan la derrota, los vencedores acepten su triunfo, pero no con sometimiento ni soberbia, sino con política… Puebla, lejos de verse como un estado de encono, debe de verse como el laboratorio perfecto para que la política sea un instrumento de paz, de reconciliación, de reencuentros… a veces cediendo, se gana.
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