Enrique Peña Nieto y Javier Duarte de Ochoa son los más claros ejemplos de una lista interminable de políticos que no queremos los mexicanos volver a tener que padecer.
Quizá por ello, con un estilo diferente de hacer política el joven ingeniero egresado de la Facultad de Ingeniería Mecánico Eléctrica de la Universidad Veracruzana pudo asirse del voto ciudadano que vio en la propuesta Lopezobradorista una posible esperanza de solución a años de saqueo y corrupción.
Es claro que en tan solo 56 días de gobierno difícilmente podemos tener un parámetro real y certero de su desempeño al frente de la administración estatal, al menos los más puristas pedirán esperar dos años para compararlo si quiera con la pasada administración Yunista.
Pero lo cierto de esto es que en Veracruz la sensación que han dejado estos primeros días de gobierno no es del todo satisfactoria, más y cuando, quienes le acompañan en la administración estatal, no han sabido estar a la altura que el reto les afronta.
La ruta de aprendizaje que el mandatario estatal habrá de enfrentar en este momento habrá de ser muchísimo más corta que la de quienes le precedieron, más y cuando, los veracruzanos están expectantes de resultados inmediatos.
Como veracruzano confieso que no deseo que le vaya mal al mandatario estatal, por el contrario, desearía que en lo inmediato se enmendarán las cosas, para que al estado le fuera bien, y bajo esa misma premisa, nos vaya bien a todos.
Pero lamentablemente las cosas no son así. Algo y alguien pretenden hacer tropezar al novel gobernador.
El último ejemplo de esto lo pudimos apreciar este jueves cuando nos despertamos con las filtraciones de unos audios en las que se escuchaba al Ejecutivo dialogando en la confianza que da el círculo más cercano, ese en el que solo conviven quienes le acompañan, pero en donde en política se dice, se esconden los peores recelos y rencores, las envidias y los deseos por alcanzar el poder.
Los señalamientos vertidos por el presidente de la Mesa Directiva del Congreso Local, José Manuel Pozos Castro llevan un altísimo dejo de verdad, “la deslealtad y la traición” debe investigarse porque está exponiendo al jefe de las instituciones de Veracruz y porque más aún provienen del interior de su mismo equipo.
Si lo ocurrido el pasado 9 de enero en Chinameca no sirvió para alertar la evidente falta de oficio político por parte de quienes deben procurar la atención de los temas álgidos de la entidad, es momento de detenerse y recapitular.
El riesgo de exposición al que han sometido al mandatario veracruzano, ha hecho que en el altiplano se encienda los focos rojos y la alerta sobre la gobernabilidad del estado sea el tema prioritario.
La gira del presidente Andrés Manuel López Obrador a la entidad los primeros tres días del mes de febrero, serán, el termómetro de la crisis que se enfrenta, la visita no es circunstancial, más si coyuntural, pues el mandatario federal buscará arropar al Gobernador veracruzano, dando seguramente un fuerte manotazo para despabilar a quienes intentan zancadillear al propio García Jiménez.
Los cambios al interior de su equipo se deberían estar cocinando, de no hacerlo, el costo podría ser altísimo.
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