La principal razón por la que Duarte decidió declararse culpable fue para estar pronto con su familia. Duarte requiere hacerse cargo de los problemas que tiene su esposa, estar ahí y “meter el pecho” en su favor, y sabía que continuar peleando con la autoridad le alargaría los tiempos.
Más allá de la polémica por los años que le dieron a Duarte, el ex gobernador ha sido juzgado, y en unos cuantos años, quizá menos de 3, considerando el cuerpo de defensores que tiene, podría estar en condiciones de reintegrarse a cualquier actividad.
Si hay algo que Duarte supo hacer mientras tuvo el poder (y no llegaba el “derrumbe”) fue operar elecciones. Javier es quizá tan hábil como Fidel Herrera para ganar comicios. Lo demostró en su momento, tuvo mayoría en el Congreso local, muchos diputados federales, además del 70 por ciento de las alcaldías en el estado.
Que no nos extrañe si Javier Duarte, ya libre y sin más preocupaciones que su esposa e hijos, se suma de manera oculta y por detrás de los reflectores, a la operación electoral en su estado en favor de cualquier partido político que no sea el PAN. De entrada, su primera misión sería evitar que algún Yunes azul regrese al poder. Se lo tomaría personal. ¿Tendría éxito?
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