Nunca he entendido esa necedad, ese deseo enfermizo, compulsivo y hasta fisiológico de los gobernantes por perpetuarse en una calle, avenida, viaducto, escuela, kínder, clínica, mercado o en un puente, (aunque tarugos no son porque nunca le han puesto su nombre a un reclusorio). Y Miguel Ángel Yunes no quiso ser la excepción.
Para su mala fortuna nadie llama a esa estructura “Puente Miguel Ángel Yunes”. Todo mundo lo conoce como el Puente de Ojite y así lo llamarán mientras dure; con placa o sin ella.
Y a propósito de esto último, este miércoles trascendió que otra vez “por acuerdo unánime del Cabildo”, el Ayuntamiento de Álamo decidió retirar la placa, apenas tres meses después de que fuera colocada.
¿El motivo? Sepa Dios.
Esta vez no estuvo Jorge Vera para explicar la decisión, pero van algunas hipótesis. La primera es que el presidente Andrés Manuel López Obrador podría ir por el rumbo y no vaya a ser el diablo que a la hora de atravesar el puente se tope con la placa.
La segunda es que el alcalde panista Jorge Vera quiere congraciarse con el gobernador de Morena Cuitláhuac García, y al mandar al diablo la placa le está ofreciendo una prueba del afecto que desea brindarle.
La tercera es que Jorge tiene denuncias por corrupción que pueden reactivarse de un momento a otro.
Y la cuarta, es que todo este rollo podría ser fake news porque el presunto retiro de la placa lo vi en el face. Y como puede ser cierto, puede ser más falso que la honradez de Javier Duarte (gran amigo y benefactor del alcalde Jorge Vera a pesar de que el primero era del PRI y el segundo sigue siendo del PAN).
Quizá la placa en efecto fue enviada al cajón de los trebejos; quizá fue robada para venderla como barata curiosidad, quizá la retiren por acuerdo del Cabildo o quizá se caiga de vieja.
Todo es pura hipótesis.
Lo cierto es que el puente nunca se llamará Miguel Ángel Yunes Linares a pesar de que así lo diga una pinche placa.
Lo lamentable es que en el colmo de la lambisconería, un sujeto le haya puesto ese nombre con el beneplácito y quizá hasta por “sugerencia” del propio ex gobernador.
Y lo mejor es que este asunto tiene sin cuidado a los habitantes de aquella noble y trabajadora comunidad alamense que si antes tenían el chalán de Ojite, ahora son dueños del puente de Ojite.
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