Línea Política
Agustin Contreras Stein
 

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Violencia, el verdadero poder en Veracruz
2019-02-15

VERACRUZ, el siempre sonriente Estado de la República, ha dejado de ser feliz, o cuando menos tranquilo, desde hace, por lo menos dos décadas. Desde entonces, la violencia ha sido el verdadero poder en la entidad, desplazando a los mismos gobernantes, que por diversas razones, se fueron acostumbrando a obedecer a este fenómeno social que ha sido, prácticamente imparable.


En los últimos años y con otros gobiernos, que no han sido propiamente priistas, se ha probado que los gobernantes han sucumbido a la fuerza de los grupos delincuenciales, de tal manera que si en otras épocas los delitos se cometían en despoblado, ahora, los crímenes que son el pan de todos los días, se cometen en medio de la gente y a plena luz del día.


Con la llegada de nuevos protagonistas en la vida política de Veracruz, el Estado se ha incendiado. No hay otra manera de calificar las acciones de la delincuencia, pues tanto en el norte, como en el centro y sur de la entidad, la violencia marca el ritmo de la vida cotidiana de sus habitantes. El Estado, así como sus autoridades, han sido rebasados y quien manda, al parecer, es la propia delincuencia que se ha apoderado de todos los espacios.


Para la mayoría de los veracruzanos, hoy en día se están viviendo momentos inéditos de alta incidencia delictuosa, muchas veces, con la complacencia de las propias autoridades que al no tener capacidad para enfrentar estas acciones, prefieren la cómoda posición de aliarse y dejar que en estas tierras, se cumpla uno de los principios de la tolerancia, es decir, dejar pasar, dejar hacer, con la finalidad de evitar la responsabilidad que se tiene frente a un pueblo que ya esta cansado de tanta inseguridad, de tanta violencia, de tanta intranquilidad.


Por eso, calladamente, aunque esta condición puede volverse peligrosa en los días por venir, la sociedad reclama atención, reclama la verdadera intervención de las autoridades para resolver esta situación, pues es de comentarse que ya no son, solamente, los grupos organizados del crimen, los que suelen asolar la entidad, sino los grupos pequeños de delincuentes que operan bajo su sombra, es decir, que sabiendo la existencia del temor permanente entre los habitantes de este Estado, aprovechan tranquilamente la situación para generar su propia violencia, pues tan solo en casos recientes se ha visto la forma de trabajar de estos delincuentes, a quienes les basta una pistola o cualquier instrumento para cometer sus atracos, con la plena confianza de que no serán repelidos, porque la gente prefiere someterse antes que exponer su vida.


Veracruz, vive su momento más difícil con la pérdida de valores, aquellos que se daban en el seno familiar y que se continuaban en las aulas, porque el crecimiento poblacional ha generado en parte esta desatención de las nuevas generaciones, ya que se ha visto que son jóvenes de quince a veinte años, cuando más, los que ya están ejerciendo acciones fuera de la ley, como un reflejo permanente de que en sus hogares nunca hubo quien los corrigiera o cuando menos les inculcara los principios de respeto, sobre todo, a la vida de los demás, ya que hasta estos extremos se ha llegado, donde por unos cuantos pesos son capaces de quitar la vida a cualquier ser humano, de cualquier edad o condición social, porque la mente, prácticamente, esta enferma, esta contaminada por los actos antisociales del propio seno familiar, no de todos, eso sí, pero si de las grandes mayorías, de donde provienen los jóvenes que hoy, lamentablemente, han caído en las garras de la delincuencia.


Este es parte de todo el panorama existente en Veracruz, donde ni siquiera existe voluntad para poder exterminar este fenómeno social que tanto daño esta causando a la vida cotidiana de todos los veracruzanos.


En plena calle, a unos cuantos metros de la propia Policía, o bien de los centros de mando e incluso, de las sedes de los gobiernos municipal y estatal, los delitos se cometen sin que nadie de los responsables de mantener la tranquilidad y la paz, aparezcan con oportunidad, pues no están capacitados para ello y menos obligados a cumplir con su misión.


Antier, en una conferencia magistral, presentada por el Doctor en Sicología, Nazario Bustos García, residente en Japón, por cerca de cuarenta años, decía que en aquella nación, los dos seres más respetados, los más admirados por todos, son precisamente, el Maestro y el Policía. Aquí en Veracruz, estos personajes, ni siquiera son atendidos por el mismo gobierno, menos por la sociedad.


La violencia en Veracruz, se ha apoderado de todos los sectores, se sigue apoderando día con día de la tranquilidad de los veracruzanos, es propiamente, como ya lo hemos señalado, el verdadero poder en la entidad.


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CASI POR NECESIDAD, el Congreso local, tendrá que seguir el proceso de juicio político en contra del Fiscal Jorge Winckler Ortíz, pues hasta este momento, los votos necesarios para ponerlo a disposición de la sala constitucional del Poder Judicial del Estado, no se han conseguido y menos cuando muchos de los legisladores del partido Morena, se han echado para atrás, no por falta de convicción y lealtad política, sino para presionar el gobernante veracruzano, a que cumpla con los ofrecimientos que les hizo durante la campaña política que lo llevó al poder.


Nunca vista esta situación, pone al Estado de Veracruz, en un caso inédito, pues son los propios interesados de un partido, los que no apoyan a su jefe político, en una situación tan delicada.


El Gobernador del Estado, se va quedando solo a unos cuantos días de gobernar, porque no tiene el respaldo del Congreso, donde, por cierto, son mayoría. Este es un caso que no lo entiende ni siquiera el mismo Robert Ripley, el norteamericano, nacido en mil ochocientos noventa, a quien se le atribuye la frase “Aunque Usted, no lo crea”, haciendo referencia a los casos más extraños que se sucedían.


Lo peor de todo, es que en este enfrentamiento han quedado manifiestos la falta de oficio político y la creencia de que el poder puede hacer lo que sea.


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EL PODER JUDICIAL ha permanecido inalterable, cumpliendo con el compromiso de administrar la justicia con acierto entre todos los veracruzanos, sin inmiscuirse en los asuntos políticos y dejando que sea el ejecutivo estatal, quien determine, en su momento, la propuesta final de los magistrados que hacen falta para completar el pleno.


Los dimes y diretes se han quedado en el pasado y respetando el verdadero ámbito de la división de poderes, así como sus respectivas facultades, se espera que el ejecutivo proponga, el legislativo apruebe y el judicial acepte, con la consabida distribución de deberes, facultades internas del mismo poder para concretar su responsabilidad de hacer justicia, es decir, de darle a cada uno lo que le corresponde.


Mientras tanto, la función no se detiene. Los juzgados trabajan, los jueces juzgan y sentencian, los magistrados revisan, niegan o confirman y el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, coordina y atiende el todo que comprende el Poder Judicial del Estado.


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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.


NUESTRO CORREO: ac_stein58@live.com.mx

 
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