“Asu con la lana que se gastaron ¿eh? ¿Qué, acaso las torretas ululan en cinco idiomas?”, ironizó alguien en redes.
¿Hubo licitación? ¿Quién fue el proveedor? ¿Con qué criterio se le dio un contrato tan jugoso? Son preguntas que, se supone, contestará este lunes el propio Cuitláhuac.
Si frente a los medios dice que fue ajeno a la compra y que confió en la buena voluntad de sus subordinados, estará dando la razón a quienes aseguran que en este gobierno cada quien hace lo que se le pega su gana. Y si dice que la compra fue su responsabilidad, nadie lo bajará de corrupto.
Aunque todo parece indicar que insistirá en que hubo un ahorro en la negociación (que evidentemente sólo él ve) y nadie recibió moches; cosa que no le creerá ni quien en verdad lo quiera y su aseveración levantará muchas suspicacias.
Es decir, para donde se mueva, el gobernador quedará entrampado.
A lo anterior hay que agregar que varios empresarios a los que les debe el gobierno estatal han denunciado que funcionarios de Finanzas les están pidiendo una lana para “agilizar” sus pagos. Y las mochadas van desde el módico 15 hasta el 30 por ciento. Es decir, haz de cuenta lector que mi jefe te debe 100 pesos, me los da para que te los pague y yo nomás te entrego 70 pesos. El negocio es redondo.
También hay que agregar que casi desde que comenzó esta administración, Eleazar Guerrero Pérez, primo del gobernador y Subsecretario de Administración y Finanzas, ha sido señalado una y otra vez de actos de corrupción y ahí sigue.
Eleazar es el que puso a todos los directores de las unidades administrativas (que sólo a él le rinden cuentas), pero además controla la compra de todas las adquisiciones (incluyendo la compra de patrullas) y toda la obra pública del gobierno estatal. Algo así como lo que fue Javier Duarte en la época de Fidel Herrera, nomás que más a lo grande.
Apenas van cinco meses de gobierno y ya se empiezan a filtrar como la humedad decenas de casos de corrupción que están dejando muy mal parado a Cuitláhuac.
Sin duda por eso sólo el 11.7 por ciento de los veracruzanos aprueban su trabajo. De acuerdo con la encuestadora Arias Consultores que da a conocer los primeros días de cada mes cómo va la popularidad de los mandatarios estatales, el ingeniero mecánico electricista se desbarrancó al lugar 29 de entre los 32 gobernadores que tiene la República.
En febrero, cuando salió a la luz la medición del mes de enero, Cuitláhuac era uno de los punteros con una aceptación del 46.1 por ciento. Pero para el último día de abril se fue al hoyo con un 11.7 por ciento.
En cuatro meses perdió el 34.4 por ciento de aceptación.
Ni Peña Nieto en sus meses más aciagos.
La inseguridad que sigue matando a los veracruzanos, la impagable deuda de 88 mil millones de pesos, el desempleo y descontento casi generalizado, le está pegando duro a García Jiménez que debe darse cuenta que ya no bastará con que venga AMLO a levantarle el brazo y a decir que es honrado.
La pura honradez no es suficiente para gobernar Veracruz. Hace falta inteligencia, firmeza, don de mando y carácter; mucho carácter.
Y como estos atributos no se compran en la tienda de la esquina, cada vez son más los que afirman que el gobernador se irá en diciembre del 2020.
El problema es que quién sabe si los veracruzanos (que han soportado 14 años de pesadilla) estén dispuestos a aguantar 19 meses más al honesto y honrado Cuitláhuac García.
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