La de Meade, en cambio, fue discreta: vino para una comida con excandidatos locales y federales del PRI en el Estado cuando él hizo campaña también en pos de la “grande”.
Llegó por carretera sobre las 2 de la tarde a La Calera, en la cabecera municipal donde sus anfitriones Pepe Yunes Zorrilla y Pepe Yunes Suárez lo esperaban. De ahí viajaron a San Julián adonde arribaron sobre las 2:45 de la tarde. El convite concluyó sobre las 5:30 de la tarde porque Meade tenía que regresar por carretera a la capital del país.
La lista original de invitados era de 180 personas pero llegaron unas 60 más. Estuvieron excandidatos triunfadores y perdedores, pero también personas que apoyaron a los dos Pepes excandidatos, incluyendo empresarios.
Ahí llegaron Marcelo Ruiz, el dirigente estatal del PVEM, con Javier Herrera Borunda, hijo del exgobernador Fidel Herrera Beltrán. En vísperas de la elección de julio de 2018, un día Marcelo recibió del altiplano la instrucción de que dejara de apoyar a Pepe, entonces candidato a gobernador, y que se sumarán a Morena, a lo que se negó y a cambio ofreció su renuncia. Fidel chico lo secundó y ambos, junto con Fidel padre, ratificaron su apoyo a Yunes Zorrilla.
Pepe Yunes dijo que quisieron esperar un tiempo prudente para expresarles su agradecimiento por haberlos apoyado en sus respectivos distritos, y que ahora ellos los apoyarán en sus proyectos políticos personales que tengan.
La muy cercana amistad entre Meade y Pepe quedó ratificada. Si uno y otro hubieran ganado la presidencia y la gubernatura su relación de apapacho del uno con el otro sería como la que tiene Andrés Manuel López Obrador con Cuitláhuac García Jiménez.
Claro, dados sus estilos, seguramente Meade no hubiera venido a cada rato a echarle porras a su tocayo, quien, además, no las hubiera necesitado por su capacidad y oficio político.
El ágape dejó de manifiesto la aceptación y popularidad que continúa teniendo Pepe Yunes entre el priismo.
A la distancia y con miras al 2024, no se ve a nadie más del tricolor que pueda competir con éxito para entonces contra Rocío Nahle, Ricardo Ahued o Manuel Huerta, y atrás de ellos contra López Obrador, de Morena.
A algunos llamó la atención que dado el motivo de la comida en San Julián no hubiera estado el diputado federal Héctor Yunes Landa quien siendo senador entonces, el 1 de marzo de 2018 fue designado coordinador de la campaña de Meade en el Estado.
Por el momento, Pepe ha tomado distancia de cualquier actividad política militante, que no renunciado a su partido, por lo que el convivio fue político pero privado.
Qué cosas de la política: previo a las precampañas de los candidatos a gobernador en 2018, AMLO le envió un día un mensaje a Pepe a través de un personero político suyo.
Le mandó decir que le pedía que lo ayudara no compitiendo contra Cuitláhuac García. Quería enfocar sus baterías contra un solo oponente: Miguel Ángel Yunes Linares.
Pretendía asegurar el triunfo de su pupilo, que nada ni nadie lo pusiera en riesgo. A Pepe le sorprendió pero además dudó de que quien le hacía la petición fuera, en efecto, enviado del tabasqueño. Después comprobó que sí.
Pero hombre de palabra ya le había aceptado a Meade ser candidato en Veracruz y ayudarlo a sumar votos, a ganar, así que decidió seguir adelante.
El viernes, los tres protagonistas: López Obrador, Meade y Pepe estuvieron relativamente muy cerca: en el mismo distrito de Coatepec, cada quien en lo suyo. Nada descarta que se puedan volver a enfrentar en el futuro.
Antes de viajar a Veracruz, Meade tuvo un gesto de madurez política: indirectamente respaldó a AMLO ante su postura por la decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles a productos mexicanos.
“Frente a la amenaza de @realDonaldTrump cerremos filas. La soberanía y dignidad de México nunca ha estado ni debe estar sujeto a negociación. Todo el apoyo.
Creerá Trump que hacer pagar más a los americanos por sus importaciones de México resolverá el problema de la migración?”, escribió en su cuenta de Twitter el jueves.
¿Cambio en la relación con la prensa?
Pasadas apenas las diez de la mañana del viernes pasado, recibí una llamada telefónica de la Oficina del Gobernador: me invitaban a los actos del presidente en Coatepec y en Yanga y me daban facilidades para asistir.
La voz era de una mujer joven, con mucha propiedad y toda amabilidad. Me agarró de sorpresa porque no lo esperaba, porque no había ocurrido antes y porque he hecho muchos análisis críticos de funcionarios de la administración pública, incluyendo del gobernador.
No sé con cuántos y con quiénes harían lo mismo, pero en mi caso, que durante muchos años en varios sexenios manejé el área de prensa del gobierno del Estado, sé que empezaron a hacer lo correcto.
La prensa no es enemiga del gobierno; una y otro tienen el mismo objetivo: servir a la sociedad. La prensa es el mejor aliado del gobernador porque lo ayuda a detectar lo que está mal o no funciona, con sus críticas, con sus señalamientos, con sus denuncias.
La ocasión me sirve para comentar que tengo información, surgida de adentro mismo, de que en algunas reuniones el coordinador de Comunicación Social, Iván Luna Landa, le hace buenas propuestas y sugerencias al titular del Ejecutivo para mejorar su imagen y su buena relación con la prensa, pero que todas las bloquea y descalifica un influyente personaje cercano al mandatario.
El gobernador tiene todavía cinco años y medio para mantener la mejor relación con los periodistas del Estado, los que verdaderamente lo son, profesionales, una relación no de complicidad, a partir del diálogo constructivo y del respeto mutuo.
Ahora sí vendrían cambios
El último día de mayo, o sea el viernes pasado, en el gobierno del Estado sorprendió a quienes tuvieron acceso a la agenda interna del gobernador que todavía a las 11 de la mañana aparecía programado el anuncio de renuncias de funcionarios, pero una hora después esa actividad ya no estaba.
El comentario fue que se quiso esperar el paso del presidente pero que esta semana se retomará el tema.
¡Chin! Enfrente, el posible primer ciclón
De acuerdo al Centro Nacional de Huracanes con sede en Miami, Florida ayer domingo temprano, el disturbio 91L presentaba un 60 por ciento de probabilidad de evolucionar a ciclón tropical.
Un sistema de baja presión ubicado sobre la bahía sur de Campeche presentaba poco cambio de organización desde el sábado y se espera que se mueva lentamente hacia la costa noroeste de México, el cual podría convertirse en un ciclón tropical antes de que se mueva tierra adentro en uno o dos días.
Viene la primera prueba de fuego para los de Protección Civil estatal.
Independientemente del desarrollo, la perturbación probablemente puede producir fuertes lluvias en partes del sur y este de México durante los próximos días. |