Aunque, de hecho, su apoyo y el de la iglesia que representa Naasón tampoco le resultó tan relevante en la sucesión de 2016 en Veracruz, pues Yunes Landa terminó perdiendo aquella elección ante su primo Miguel Ángel Yunes Linares, de la alianza PAN-PRD.
Luego de este trágico episodio protagonizado por el líder de la Luz del Mundo, Héctor Yunes tendrá que reinventarse y construir nuevas alianzas si de veras quiere aparecer en la boleta electoral de 2024, aunque primero deberá buscar sobrevivir políticamente en el 2021 cuando concluya su gestión en la Cámara baja del Congreso de la Unión, pues ya no podrá reelegirse en el PRI como diputado plurinominal sino que tendría que contender como candidato de mayoría relativa, bien por el distrito electoral federal con cabecera en Huatusco o por el local con sede en La Antigua.
Ninguna de las dos opciones se ven fáciles para el aspirante priista a gobernador, dada la fuerte y amplia competencia que habrá entre Morena y el PAN con sus respectivos aliados así como por los nuevos partidos emergentes que contenderán por primera vez en las elecciones locales y federales para obtener sus registros estatales y nacionales.
Además, al interior de su propio partido Yunes Landa ha ido perdiendo adeptos, tal como se evidenció en el reciente proceso para la elección de la nueva dirigencia estatal que ganó el regidor porteño Marlon Ramírez Marín, quien no era su candidato.
Y el viernes antepasado, 31 de mayo, fue muy notoria su ausencia en la comida del rancho San Julián, en Perote –de la familia del ex senador y candidato del PRI a gobernador Pepe Yunes Zorrilla–, en la que el invitado principal fue el ex secretario de Hacienda, José Antonio Meade, cuya desastrosa campaña presidencial de 2018 pidió coordinar precisamente Héctor Yunes en Veracruz. |