Como tampoco se ha dado a conocer que el ORFIS, la Secretaría de Finanzas, el Congreso del Estado, el Poder Judicial o cualquier otra instancia de gobierno estén cuando menos intentando hacer una revisión de las nóminas, para detectar posibles casos de nepotismo, resulta conveniente recordar lo siguiente:
La mismísima Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, indica que “ningún funcionario debe de intervenir en la tramitación o resolución de los asuntos que tengan cualquier tipo de interés, asimismo, debe de abstenerse de participar en la selección, promoción, suspensión, remoción, cese de cualquier individuo que pueda tener cualquier beneficio”.
Por eso es que Pancho López el filósofo de mi pueblo nos ilustró diciendo que la palabra nepotismo es de origen latín nepotis o nepos que significa "sobrino" o "nieto". Originalmente, la palabra era usada en el ámbito de las relaciones del papa -así sin acento, es el sumo pontífice- con sus parientes, específicamente con sus “sobrinos” ya que eran criados como sus hijos y en virtud de ello, algunos papas son conocidos por ascender a sus parientes a ser cardenales de la iglesia. Por tal motivo, en el siglo XVII el papado de la iglesia católica prohibió la investidura eclesiástica a cargo de los parientes.
Pero el nepotismo, desgraciadamente no es nada nuevo de la Cuarta T, se observa en diferentes contextos de la historia.
En el Imperio Romano, Pompeyo cedió a Metelo Escipión 2 tropas o milicias sin importar que la persona no poseía habilidades en el área militar. Asimismo, el gobierno de Napoleón Bonaparte permitió que gran parte de sus familiares trabajara en su gobierno y puso a su hermano José Bonaparte como rey de España.
No obstante, la palabra nepotismo es vista actualmente como la preferencia de conceder puestos de trabajo a parientes, amigos o conocidos en la función pública, es decir, el nepotismo ocurre cuando un funcionario público es promovido únicamente por tener relación de parentesco o vínculos con la persona que lo está promoviendo sin tomar en cuenta que existan personas calificadas y con competencias para representar el cargo.
En los estados meritocráticos, en el cual el mérito acredita el ascenso en el marco de una escala jerárquica, el nepotismo es un acto de corrupción. Si la persona elegida es familiar o conocido y posea cualidades suficientes para laborar en el puesto de trabajo, el nepotismo seria solo un recelo o desconfianza, de lo contrario, el nepotismo queda confirmado si la persona designada no posee méritos para ejercer un buen desempeño en el cargo.
En relación a lo anterior, si bien es cierto que en México, España y otros países, el nepotismo no es visto como delito, pero sí es una práctica prohibida y sancionada con responsabilidades administrativas como perder el cargo o derechos políticos.
Así las cosas, para que luego no digan, cuando el presidente López Obrador tenga que intervenir para ordenar poner fin a los numerosos casos de nepotismo, que se han dado en los últimos siete meses, a raíz de la llegada al poder de las autoridades y funcionarios de la Cuarta T, que no sabía que como parte de los postulados fundamentales de MORENA están el no robar, no engañar y no defraudar a la confianza del pueblo.
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