Tanto en Veracruz como en el país, los legisladores y dirigentes del Partido Acción Nacional (PAN) están reaccionando con furia por la pérdida de espacios políticos, infringida por su principal enemigo, Morena, pero lo están haciendo de la peor manera: montando escaramuzas mediáticas, tirando fuego sin dirección, reviviendo esperpentos de su panteón político que los desprestigia en lugar de hacerles ganar adeptos y, por sobre todas las cosas, olvidando hacer política en sus bases y entre la población.

La situación parece más apremiante para quienes, aunque sea de lejos, se han convertido en la única oposición al morenismo, ante un PRI que no deja de desplomarse y cuyo nuevo dirigente nacional podría ser objeto de indagatorias judiciales por su enorme fortuna, fraguada al calor de la corrupción que caracterizó a los “nuevos” priistas, como Enrique Peña Nieto y Javier Duarte de Ochoa.

La salida al escenario de un verdadero espantapájaros como el expresidente Vicente Fox Quezada, quien tumbó décadas de hegemonía priista, ha arruinado cualquier esperanza en que el PAN cuenta con nuevos liderazgos; a la desaparición de su dirigente nacional, Marko Cortés, se suma una política revanchista y torpe al grito foxista de “partirle la madre a Morena”, criticada por los demás partidos a los que quería convencer de una santa alianza para los comicios de 2021 e, incluso, ha despertado la molestia de líderes históricos que, levantando las cejas, han coincidido en que el expresidente ya está chocheando y le han pedido que mejor regrese a cuidar sus vacas.

En Veracruz, en medio de un nuevo liderazgo, los panistas se encuentran en el limbo; el nuevo dirigente estatal Joaquín Guzmán Avilés no se ha sentado en la silla dejada por Pepe Mancha, posiblemente a la espera de que éste interponga recursos para echar abajo la segunda elección, y en el Congreso sigue “liderando” la bancada el mismo personaje que sirve a Yunes y al prófugo Winckler, el incombustible Sergio Hernández Hernández, quien encabezó las marchas de los despojos tras la suspensión temporal del exfiscal.

Desaparecer poderes en Veracruz, Guanajuato y Tamaulipas: la tonta batalla

Este martes en la Ciudad de México, la iniciativa del senador panista Julen Rementería del Puerto de pedir la desaparición de poderes en Veracruz por una sola razón: que el gobernador Cuitláhuac García, el secretario de Gobierno Eric Cisneros y los diputados locales de Morena, “valiéndose de cualquier medio legal o ilegal”, removieron de la Fiscalía General a Jorge Winckler Ortiz, quien por cierto enfrenta –junto con varios de sus excolaboradores– más de una orden de aprehensión y se encuentran prófugos de la justicia.

Pero no fue la única petición en este sentido. Los morenistas respondieron con dos peticiones similares para la desaparición de poderes en los estados de Guanajuato y Tamaulipas, con mayor posibilidad –debida a su mayoría en la Cámara Alta– de llevarla a buen puerto. Las tres solicitudes fueron turnadas a la Comisión de Gobernación por la senadora Mónica Fernández Balboa, presidenta de la Mesa Directiva, para su análisis y dictaminación.

La solicitud que compete a Veracruz fue presentada por el secretario técnico del grupo parlamentario del PAN, Juan Pablo Adame, or la escalada de violencia en la entidad y, por supuesto, haberles quitado a una pieza política importante en el seno del gobierno morenista, el exfiscal Winckler, quien no solo incordiaba permanentemente al gobierno de Cuitláhuac García sino protegía celosamente a los exfuncionarios panistas, entre ellos el propio Julen Rementería y su compañera en el Senado Indira Rosales San Román, ambos con observaciones graves en el manejo presupuestal de las secretarías de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) y de Desarrollo Social (Sedesol), respectivamente.

El 18 de septiembre pasado, el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, había llamado al PAN “a la cordura”, y amenazó con que si insistían en declarar la desaparición de poderes en Veracruz, Morena impulsaría una acción similar en Tamaulipas, Chihuahua y otros estados gobernados por el blanquiazul, donde la inseguridad es particularmente grave. Pidió que reflexionen porque “no es conveniente al Senado en un mero instrumento de golpeteo y de desestabilización de los estados”.

No hicieron caso los panistas, y hoy hay tres estados cuya desaparición de poderes será tarea de comisiones. Morena argumenta la incapacidad de los gobernadores panistas de Guanajuato, Diego Sinhué Rodríguez, para frenar la grave violencia que se vive, y de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, por las graves violaciones de los derechos humanos.

Ya hay terna para auditor general, ¿de ella saldrá el o la siguiente?

Contra lo que muchos preveíamos, en la terna para elegir al próximo auditor general del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), no aparece el actual, Lorenzo Antonio Portilla Vásquez, quien ha realizado un extraordinario trabajo para descubrir toda la maraña de corrupción del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

Los miembros de la Comisión de Vigilancia del Congreso local, que preside el diputado morenista Eric Domínguez Vázquez, determinaron que la terna estuviera compuesta por Delia González Cobos, Jorge Hernández Loeza y Cecilia Leyla Coronel Brizio.

Para que uno de los propuestos en la terna sea elegido para los siguientes siete años, deberá contar con el voto de al menos 34 diputados locales, lo que significará una posible alianza de intereses de Morena con los del PAN, quienes estarían muy interesados en que no quede Portilla. Pero puede suceder que ninguna de las dos mujeres, y tampoco el candidato hombre, logren la mágica cifra.

Si eso llega a suceder, la salida sería declarar desierta la terna y decretar la continuidad del actual auditor general por los siguientes tres años, para volver a intentar por otra terna en la próxima Legislatura, en 2022. Ya veremos este jueves, si es que se pone la elección de la orden del día de la sesión plenaria del Congreso.   

Guardia Nacional reprueba en Martínez de la Torre… y en el país

Lo que sucede en Martínez de la Torre en materia de violencia criminal puede darnos la pauta para evaluar la validez y eficiencia de la Guardia Nacional en el país. 

Los datos manejados por el periodista Gilberto Viveros en Formato Siete sobre las elevadas cifras de homicidios, feminicidios, secuestros y robos con violencia en ese municipio, a menos de tres meses de la llegada de la joya de la corona de la estrategia contra la delincuencia del gobierno federal morenista, permiten vislumbrar un sonado fracaso. 

Casi dos decenas de asesinatos y por lo menos una cantidad similar de robos con violencia y otros ilícitos es lo que se ha contabilizado en los 86 días que lleva operando la Guardia Nacional en Martínez de la Torre. 

Los delitos enlistados, entre los que se incluyen ejecuciones, feminicidios, asaltos, secuestros, extorsiones y robos de vehículo, se señala en el reportaje firmado por el periodista, hacen que la ciudadanía cuestione el trabajo de esta nueva corporación que, con sus resultados, muestra que es sólo espectadora de la violencia criminal que impera en esa zona rica en la producción citrícola.

Desde el 30 de junio a la fecha, se han registrado al menos 8 ejecuciones, 13 robos a mano armada, 3 feminicidios, 5 robos de vehículos, 4 secuestros y media de decena de otros delitos que permanecen impunes. A estas cifras hay que sumar muchos otros delitos de alto impacto ocurridos en los municipios de Tlapacoyan, Misantla, San Rafael, Nautla, Tecolutla, Altotonga, Atzalan y algunos otros de la zona centro-norte del estado, donde supuestamente la Guardia Nacional está realizando acciones.

“Los operativos coordinados entre Guardia Nacional, Fuerza Civil, Ejército, Policía Preventiva, Tránsito y otras corporaciones han servido de poco o nada para disminuir la violencia y generar un ambiente de tranquilidad en esta zona. Y es que, los uniformados sólo se limitan a poner retenes para revisar a los citricultores y motociclistas. En las ejecuciones y otros ilícitos sólo llegan a tomar datos, fotos y acordonar el área”.

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