“¡Nada que huela a rojo!”, decía uno de sus soberbios subalternos, en alusión a los anteriores regímenes priistas, el cual, por cierto, fue alcalde por el PRI y ahora es uno de los más cercanos colaboradores del secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, de MORENA.
A Suárez Villa, desde que concluyó el régimen de Yunes, no se le ha vuelto a ver públicamente, aunque a veces interactúa en las redes sociales con algunos voceros de la anterior administración panista.
A finales de julio pasado, el todavía auditor general del Órgano de Fiscalización Superior, (ORFIS) Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, trató de notificarle a través de un Edicto sobre las observaciones que por presunto daño patrimonial le resultaron a la Secretaría de Salud bajo su cargo durante el ejercicio fiscal 2018, pero no pudo localizarlo en ninguno de sus domicilios oficiales.
Ahora, las primeras lluvias de la temporada acaban de evidenciar la pésima calidad de la Torre Pediátrica de Veracruz, obra que dejaron inconclusa los ex gobernadores priistas Fidel Herrera y Javier Duarte, y que Yunes Linares concluyó con una supuesta inversión de 400 millones de pesos e inauguró el 28 de febrero de 2018.
Pero, además, esta semana quedaron al descubierto también otras deficiencias, como la campana oncológica de flujo laminar para preparar medicamentos de quimioterapia para los niños con cáncer, cuya adquisición e instalación fue avalada por el secretario yunista de Salud y que desde mayo de 2018 comprobaron que no era la adecuada y dejó de funcionar.
El alcalde porteño Fernando Yunes Márquez, hijo del ex gobernador y “sobrino” de Suárez Villa –quien como presidente municipal de Veracruz acompañó a su padre y al titular del Sector Salud a la ceremonia de inauguración de la Torre Pediátrica a principios del año pasado–, se apresuró a ofrecerles su apoyo a los padres que salieron a manifestarse durante dos días en contra de la administración del gobernador Cuitláhuac García, pero esta y muchas otras irregularidades deberá solventarlas el desaparecido ex secretario yunista, a quien tan solo en la revisión de la Cuenta Pública 2018 el Órgano de Fiscalización Superior le hizo 9 observaciones sobre un presumible daño patrimonial que podría ascender a 232 millones 629 mil pesos.
El gran problema para Yunes y su banda es que en la Fiscalía General del Estado ya no despacha su “fiscal carnal” Jorge Winckler ni el fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio. Los dos andan a salto de mata, en calidad de prófugos de la justicia.
¿Cuántos más se les sumarán?
NIEGAN CHOQUE SEGOB-SEFIPLAN
Sobre lo publicado aquí este miércoles, tanto de la Secretaría de Gobierno como de la de Finanzas y Planeación nos aseguran que jamás hubo tal exigencia del titular de la SEGOB, Eric Cisneros, para separar de sus cargos a 17 funcionarios de la Sefiplan, y que la relación política e institucional entre ambos titulares sigue siendo cordial y de estrecha colaboración.
Nos dicen que el único ajuste que hubo recientemente en la secretaría a cargo de José Luis Lima Franco fue la salida de la maestra en Derecho, Delia González Cobos, quien salió de la Procuraduría Fiscal porque el 26 de septiembre pasado fue designada casi por unanimidad por el Pleno de la LXV Legislatura local auditora general del Órgano de Fiscalización Superior del estado. |