“Don Porfirio y su gobierno, formado por dictadores, nunca oyeron de su pueblo las quejas y los clamores”.
Lamentable pero cierto. La letra agrarista, por cierto, de Lorenzo Barcelata, el mismo que le cantó a María Elena en “Tuyo es mi corazón, ¡oh! Sol de mi querer, tuyo es todo mi ser, tuyo es mujer, ya todo el corazón te lo entregue, eres mi fe eres mi Dios, eres mi amor”…dedicada a la lucha agraria, sigue siendo una realidad:
“Nuestras chozas y jacales siempre llenos de tristeza, viviendo como animales en medio de la riqueza”…y desde que se fundó la Liga de Comunidades Agrarias en marzo de 1923, antes que la CNC fundada en agosto de 1938 con Tata Lázaro en el poder y Graciano Sánchez en la dirigencia nacional, con hectáreas de tierra obtenidas a la bondad de Venustiano Carranza, con intereses arreglados, siempre de la mano oficial, cuando en Veracruz había nacido la Liga ante la inconformidad campirana desde la proclamación de la Ley Agraria de 1915…está para llorar y desconsolados los hombres del campo, clientela electoral.
Viene a la memoria las celebraciones de la Ley Agraria. Como reportero del semanario La Gazeta, acudíamos cada 6 de enero – pocos años disfrutamos con los hijos la noche de reyes, por la obligación de viajar un día antes – a los diferentes lugares en donde se tomaba como sede, siempre en la entidad veracruzana, lo mismo en Chicontepec, Ursulo Galván, Veracruz puerto, Tlacotepec de Mejía, grandes eventos con la presencia del Presidente de la República en turno, en mi historia periodística desde Luis Echeverría hasta Ernesto Zedillo…
En uno de tantos, eventos agrarios del 6 de enero, allá por el año de 1973, comentaré que un día antes llegamos al puerto de Tuxpan para continuar el 6 de enero muy temprano a Chicontepec…por la noche después de la cena, nos reunimos en el hotel donde nos hospedábamos, en el Florida frente a la ribera del majestuoso río, con iluminación bastante…para jugar dominó, con el entonces dirigente de la CNC, Celestino Salcedo Monteón, Víctor Cervera Pacheco, el “Tigre” Mario Hernández Posadas, David Varona, Guillermo Zúñiga Martínez y un servidor…faltaba Teodoro Coutulenc.
Jugadas clásicas de dominó, en parejas, matando mulas, cerrando el juego, y comentando el tema del agro veracruzano, la causa de la pobreza contra los ricos en el poder, la creación de la Liga de Comunidades por Ursulo Galván Reyes, ya influenciado por el marxismo, esto es cuando en la carpintería de don Everardo Sousa, en el puerto de Veracruz, Manuel Almanza, su mentor le enseña paso a paso la doctrina marxista, conciencia de clases que lo hace el luchador social y campesino dejando profunda huella en la historia de la Confederación Nacional Campesina, al grado que su hijo Ferrer Galván Bourel, sería el Secretario General de la CNC en 1952…
Ya no queda nada de la CNC ni de la Liga de Comunidades Agrarias y Campesinas en Veracruz. Su viejo caserón de Alcalde y García en San José, Xalapa…lo demuestra. Tristeza y lamentos, aunado al asesinato del diputado priistas, apenas el 9 de noviembre del año pasado, Juan Carlos Molina Palacios, siendo el dirigente de la Liga, en el acto conmemorativo el 6 de enero, nada extraordinario ni clamor de justicia por el extinto legislador local agrarista…un presidente de México ausente, está por demás que se escude en las hazañas zapatistas si el mismo nieto de Emiliano Zapata, Benjamín, asegura que AMLO es maderista.
Pocos saben que gracias a las exigencias de dirigentes como Ursulo Galván Reyes y Carolino Anaya Ramírez, Manuel Almanza, José Cardel, José García, Isauro Acosta, Hilario C. Salas, Sóstenes Blanco y del gobernador de Veracruz, en esa época, gobernando el país Alvaro Obregón, la Liga de Comunidades y la lucha agraria, tuvo momentos estelares, leves destellos de grandeza y hombría en la gesta campesina…Irene Bourel, esposa de Ursulo Galván, primera diputada en Veracruz, en la actualidad apenas acapara una regiduría; de la Liga en sus inicios surgió el comité municipal en Xalapa del Partido Comunistas Mexicano, plataforma para luchar a favor del campesinado, la clase proletaria con el liderazgo de Ursulo Galván en el socialismo de los campesinos de México…
“El apóstol jarocho del agrarismo”, llamado así Ursulo Galván por su gente, se lamentaría del atraso y abandono del campo mexicano y la estupenda letra del himno agrarista, quedaría sonando y retumbando en los oídos de los olvidados de la Revolución…
“Nuestro lema es el trabajo, queremos tierras y arados, pues la patria necesita de sus campos cultivados…
Quedamos:
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!, luchando por nuestro anhelo, murieron muchos hermanos, que Dios los tenga en el cielo. |