Lo ahogan su deuda (286.4 millones de pesos), su abultada nómina (supera los 325 millones) y sus gastos de operación y mantenimiento (226.7 millones).
El Financiero publicó en su portal, que se determinó que a partir de ahora los militantes y simpatizantes de todos los niveles tendrán que cumplir con sus cuotas, organizar rifas, sorteos, espectáculos, eventos deportivos, rentar sus edificios, entre otras actividades, para tratar de sobrevivir.
De acuerdo con el informe que presentó Fernando Galindo, presidente de la Comisión de Presupuesto y Fiscalización del Consejo Político Nacional en una sesión extraordinaria, los diputados deberán pagar 3 mil 700 pesos al mes, los senadores 6 mil 500, los gobernadores 5 mil pesos, los diputados locales 3 mil pesos, los integrantes del CEN cinco mil pesos, los subsecretarios 2 mil 500 pesos, los dirigentes estatales mil pesos y los municipales 500 pesos, entre otros.
Galindo y Zoraya Pérez, presidenta de la Comisión de Financiamiento, dijeron que de una buena situación financiera depende que puedan ser aún una opción política viable para los ciudadanos. Llamaron a la austeridad y la responsabilidad en el buen uso de los recursos.
Marlon se les adelantó
En Veracruz, qué duda cabe, el dirigente estatal Marlon Ramírez Marín, desde el 30 de abril del año pasado cuando le entregaron su constancia de que había ganado la elección del proceso interno y era el nuevo presidente del Comité Directivo Estatal, estaba consciente de la situación en que recibía su partido, lo que quedaba de su partido.
Lo que se le tiene que reconocer es que a pesar de todo no se ha arredrado a tal grado que, echado para adelante, en junio de 2019 se puso el overol (es un pantalón de faena que usan los pintores, entre otros; lo comento porque en ocasión anterior en que hablé de la prenda muchos lectores jóvenes me preguntaron qué era; en España se le conoce como “mono”), tomó una brocha gorda, una lata de pintura, una escalera, estopa, aguarrás y se puso a pintar el edificio estatal porque no había para pagar quién lo hiciera; esto es, se adelantó a la recomendación que ahora están haciendo los del CEN. En julio siguiente repetiría el trabajo pero en el edificio de Misantla.
(Una noche lo visité en sus oficinas en Xalapa –tenía años que no iba a la sede– porque me invitó un café. Me recibió, platicamos, ¡pero nunca llegó el café! No le quise hacer ver el detalle porque entendí la situación, pero me dejó en claro que no tenían ni para el café.)
La situación económica refleja la situación política. Perdida la presidencia y la mayoría de las gubernaturas, al otrora partidazo se le acabaron sus fuentes de financiamiento. El PRI fue siempre la Secretaría Política de los gobiernos tricolores y sus gastos se pagaban mediante una partida secreta de la Secretaría de Finanzas, aunque siempre se dijo que el tricolor se sostenía con las cuotas de los militantes. Mju. A cambio, un partido fortalecido fabricaba a sus candidatos y gobernantes y les garantizaba el triunfo y hacerse millonarios.
Deschamps financiaba; ahora, a punto de la cárcel
Para colmo del tricolor, otra fuente de financiamiento que siempre tuvieron los candidatos a gobernadores, Carlos Romero Deschamps, el corrupto dirigente de trabajadores petroleros, está a punto de ir a la cárcel (¡por fin!) y el gobierno de la 4T lo investiga a través de la Unidad de Inteligencia Financiera y ya le congeló sus cuentas.
El panorama es desolador para un partido que supo maquillar muy bien de democracia a un sistema político en el que decidía un solo hombre, el presidente (nada diferente de lo que empezamos a ver con el actual, de Morena), a grado tal que en marzo de 1964 el histórico y legendario presidente francés y héroe de la Segunda Guerra Mundial, Charles de Gaulle, de visita en el país expresó en privado su interés por cómo funcionaba el PRI y su deseo de exportar el modelo a Francia; un partido que creó una dictadura perfecta, como la calificó el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en septiembre de 1990.
Es desolador porque carece de recursos y porque sus militantes fueron formados para ir a pedir y que se les diera, no para aportar. A lo largo de sus más de setenta años fabricó millonarios en cantidades industriales, pero que solo veían (y ven los que sobreviven, que son muchos) por sus intereses personales. Militaban para ver qué obtenían y qué se podían llevar, y se llevaban lo más que podían. Pagar cuotas, nunca. Todos los gastos los cargaban al erario.
Ya fue en sus últimos años, cuando todavía conservaba buena parte del poder, que se obligó a sus militantes a pagar sus cuotas, pero solo a quienes aspiraban a un cargo de elección popular, a los que se les ponía como requisito que se pusieran al corriente en sus pagos si querían participar en los procesos internos de selección. Repelaban pero pagaban, porque sabían que si resultaban candidatos podían llegar a un cargo y de ahí recuperar su dinero con creces, al grito de tú ponme donde hay, de lo demás yo me encargo, o atáscate ahora que hay lodo.
Pero hoy será difícil que alguien se atreva a hacerlo, además porque saben que ya no hay dinero para pagarles sus campañas, como siempre sucedió. No ignoran que poner de su bolsa puede ser una mala inversión ante la poca garantía de triunfo por el rechazo ciudadano.
Lo que debieron haber propuesto ayer los titulares de las comisiones de Financiamiento y de Presupuesto y Fiscalización del CEN fue que todos los que han robado bajo las siglas priistas, como su actual dirigente nacional Alito Moreno, exgobernador de Campeche, quien no ha podido explicar el origen de una mansión que ofende a sus paisanos; que todos esos pillos aporten algo al partido del que se sirvieron.
¿O alguien piensa en serio que a partir de este día los militantes harán cola para ir a pagar voluntariamente sus cuotas?
Marlon ya lo sabe: tiene luz verde para alquilar el edificio del CDE. ¿O también buscará un avión para rifarlo?
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