La historia cuenta de que no pasó de simple fanfarronada, la cual, al término de su cuestionado mandato, demostraría que el alumno más aventajado de Fidel Herrera Beltrán no contaba con la cola más larga y más brazos que un pulpo, sino más uñas que un gato ordinario.
Nunca demostró, con pelos en la mano, que determinados periodistas mantuvieran relaciones laborales con cárteles del narcotráfico o células de la delincuencia organizada.
Y allí está, como la puerta de Alcalá, hospedado en uno de los mejores penales del país y con escasas posibilidades de obtener su liberación, al menos, hasta que lo decida el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En igual circunstancia se encuentra Eric Cisneros Burgos, todopoderoso secretario de gobierno de Veracruz en el deteriorado régimen de la denominada Cuarta Transformación, como lo califican algunos de los “selectos” admiradores e la prensa.
En el Primer Afrofestival 2020, celebrado en la cabecera municipal de Yanga, aparte de lucir el trauma de que en la infancia sufrió discriminación por descender de negros procedentes del continente africano, lanzó una de sus acostumbradas intimidaciones sobre “…tener identificados a los autores de incitar a la población a la violencia, entre los que se encuentran políticos y empresarios…”, (El Mundo/Córdoba/02.Marzo.2020).
Este tipo de bravuconadas no van de acuerdo con la mentalidad política del veracruzano, más bien coinciden con el perfil psicológico del típico pandillero de arrabal.
Si tiene los elementos informativos y jurídicos en la palma de la mano que no los muestre, que las ejerza.
Es posible que siga pensando que el político, servidor público, empresario o comunicador, nacieron ayer y en las primeras horas de hoy se pegaron al pezón.
La comunidad del estado libre y soberano del general Ignacio de la Llave, cuenta con las vivencias de gobernantes de pocas palabras y muchas acciones, como Fernando López Arias, Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes y Fernando Gutiérrez Barrios, para no caminar tan lejos.
Servidores públicos que en su momento y circunstancia pusieron orden en el estado y no enfrentaban a descendientes de Teresa de Calcuta, Rafael Guízar y Valencia o Marcial Maciel.
Se ve que el secretario de gobierno no consulta los informes bimestrales del secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en donde apunta que durante el 2019 registraron 329 secuestros en los que sobresalen políticos y empresarios de Veracruz.
Ni un solo gobernante estatal ha llegado a la ciudad de Córdoba, acompañado de veinte unidades artilladas con soldados de la Guardia Nacional (GN) y policías de la secretaría de Seguridad Pública (SSP), al más puro estilo hollywoodense.
No cabe la menor duda de que el miedo no anda en burros, sino en patines.
Sólo para tus ojos . . .
¿¡Cuándo jalarán a cuentas a Dulce María Mendoza Rosas, juez de control que primero ordena aprehender y después libera a cinco policías señalados de probable participación en el asesinato del ingeniero Rafael Pacheco Molina, exalcalde de Paso de Macho, ocurrido la mañana del 16 de diciembre del 2019!?
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