Los movimientos sociales son así; sin partido, sin creencia religiosa, sin patrocinio, sin ideología definida, eso sí: con un objetivo claro. El de Morena fue un movimiento social que sumó a treinta millones de mexicanos en torno a un objetivo: echar del poder a las pandillas de corruptos priistas y panistas que se encargaban de empinar al país. Este movimiento encontró en Andrés Manuel López Obrador al político idóneo para encumbrarlo con la esperanza de que “serenara” al país como lo prometía, es decir, acabara con los alarmantes índices de violencia, metiera a la cárcel a los corruptos, les quitara lo robado a la nación y lo reintegrara a las arcas, y condujera al país por un nuevo rumbo de esperanza.
El movimiento de la mujer mexicana que acabamos de ver en todo el país fue realmente impresionante, tanto las marchas como el paro del día 9. En las primeras, cientos de miles de mujeres, salieron a las calles a exigir respeto y reconocimiento a su condición de mujeres, alto a los crímenes contra mujeres que tanto se han dado en los últimos meses, lo que consiguieron al sentar un precedente que puede ser el principio del fin de una administración gubernamental que no supo responder con buenos resultados a la confianza que la movilización social del hartazgo les dio.
Querer adjudicar este movimiento a lo que el gobierno morenista llama “los conservadores, los enemigos del gobierno, los que quisieran ver su caída”, es ofender a las mujeres que por sí solas decidieron hacer acto de presencia para exigir lo que les corresponde, comenzando por su seguridad, el reconocimiento al papel que juegan en nuestra sociedad y el respeto que merecen como seres humanos, víctimas de un machismo histórico que ya no debe existir, pero que ahí está presente en todos los estratos de la vida social de los mexicanos.
Que en la marcha se colaron provocadoras que el mismo gobierno mandó para tratar de desacreditar el movimiento, ese es un viejo truco que todos conocemos y hemos visto. Los videos que nos pasan de las patrullas cerradas de las que descienden las encapuchadas con sus aerosoles, martillos, bates y otros artefactos contundentes y se dan a la tarea de vandalizar, son la prueba de que se trataba de golpeadoras al servicio del gobierno, así como la criminal señora que lanzó una bomba molotov quemando a ocho mujeres, una reportera gráfica de EL UNIVERSAL entre ellas, criminal identificada como miembro del cuerpo e seguridad de López Obrador.
Es preocupante que se trate de disminuir la importancia del movimiento feminista mexicano solo porque afectó la imagen de un gobierno que, solito, sin necesidad de que nadie lo empuje, va cayendo a gran velocidad, primero porque resultaron ser un fraude las promesas que jalaron el voto, y luego por la necedad en la que han caído de no reconocer que ignoran la forma de gobernar, se guían por ocurrencias, tiran el dinero en la compra de votos con los miles de jóvenes holgazanes a los que les regalan sus 3 mil 500 pesos mensuales, en calidad de “becas”, y porque ahuyentan las inversiones por su falta de voluntad política para combatir la delincuencia, con la que al parecer hay acuerdos, tanto con los líderes de los cárteles como con los pillos que al amparo de la política y el poder saquearon el país, como el señor Enrique Peña y compañía, a quienes no hay la intención de aplicarles la justicia por lo que hicieron con el país.
Al desencanto por los pésimos resultados del gobierno de la 4T hay que sumar ahora el descontento social de la mujer mexicana, que se ha manifestado en todo el país para hacerse presente exigiendo un alto al feminicidio… Menospreciar esto es querer tapar el sol con un dedo.
AMLO contra los medios
El Presidente Andrés Manuel López Obrador se lanzó con todo contra tres importantes medios de comunicación de circulación nacional: El Universal, El Financiero y Reforma, con el argumento de que las encuestas realizadas por estos medios sobre su aprobación presidencial están “cuchareadas” porque la gente lo apoya.
“La gente también nos está apoyando. Desde luego aparecen encuestas ‘cuchareadas’ de Reforma, El Financiero, El Universal, etcétera, etcétera, etcétera. Y no es así. No es así. Nada más es cosa de revisar qué decían las encuestas antes de la elección de 2018. Sí arriba, pero sí íbamos con esa cantidad de votos que obtuvimos”, afirmó el mandatario.
Y en especial, AMLO se le echó encima al diario Reforma:
“El Reforma en una ocasión hasta nos daban abajo o empate técnico, pero miren, no han hecho cuentas”.
Tan confiado está López Obrador de la aprobación de los ciudadanos que propuso a los “legisladores conservadores” de la oposición realizar la votación de su revocación de mandato antes de 2022, pues está seguro de que sentará las bases de la Cuarta Transformación para el primero de diciembre de este o el próximo año.
“Pero miren, […] como dicen los abogados, aceptando sin conceder que las encuestas estas que llamo cuchareadas sean reales, mínimo tengo 60% de aceptación ¿cuánto es el 60% de los ciudadanos? 55 millones ¿cuántos millones votaron? 30 millones… o sea, vamos de gane, todavía aguantamos”, dijo.
Hace unos días el presidente de México Andrés Manuel López Obrador cayó casi un 20 por ciento en sus niveles de aceptación, según las últimas encuestas realizadas a finales de febrero. Casi todas coincidieron en la baja porcentual, algo que él mismo reconoció.
Sin embargo, el mandatario precisa que ello ha sido por el desgaste que le ha producido enfrentar a los grupos de ultraderecha que “no quieren dejar de robar. Sufrimos desgastes porque, imagínense, enfrentar a los conservadores corruptos que no quieren dejar de robar, están molestísimos, no los calienta ni el sol, y desquiciados”.
Las encuestas de Grupo Reforma y Buendía & Laredo coincidieron en la caída. También Oraculus, que consolida en un promedio todos los ejercicios. Este último indica que entre enero y febrero de este año tuvo el ajuste más dramático de la popularidad presidencial. De 69 por ciento que apoyaba, pasó a 62; y de 26 por ciento que desaprobaba en enero, para febrero brincó a 33 por ciento. Por su parte Buendía & Laredo dio a conocer su encuesta, levantada a finales de febrero. “En general, ¿usted cree que el país va por muy buen camino, por buen camino, por mal camino o por muy mal camino?”, pregunta. En febrero de 2019, la opción “Muy buen / buen camino” daba 73 por ciento con “Mal / muy mal camino” en un 17 por ciento. Para febrero de 2020, esta opción tuvo un ajuste poderoso: 49 por ciento aprueba con un 40 por ciento que desaprueba.
Ante esta realidad, López Obrador se empecina en afirmar: “Tengo respaldo. Si no, ya lo dije; además, hay dos cosas, una que es voluntaria. El día que el pueblo no me quiera ese día voy a llorar y me voy a Palenque, Chiapas. Así de claro, no voy a estar como hay algunos presidentes que tienen el 10, 15 por ciento de aprobación, el 20 en sus países y ahí están ¿Cómo va uno a gobernar así si no tiene uno respaldo de los ciudadanos, nada más es por el cargo y yo no estoy aquí por eso, yo no luché por el cargo, lucho para transformar al país, por eso no vamos a dejar de llevar a cabo los cambios”.
REFLEXIÓN
Tiene razón el dirigente estatal del PAN Joaquín Guzmán Avilés cuando afirma que Veracruz es uno de los estados con mayor violencia hacia las mujeres, pues además de los 159 feminicidios contabilizados durante el 2019, ahora la Fiscalía General del Estado no atiende las sentencias nacionales e internacionales respecto a la investigación con perspectiva de género en las muertes de mujeres… Al parecer la Fiscal está hecha Bolas… Escríbanos a mrossete@yahoo.com | formatosiete@gmail.com |