“¡Chingada madre! ¡No nos van a dejar entrar!”, exclama la señora que abrió tremendos ojos y paró en seco su andar junto a su compañera, cuando se cruzó en mi camino y me vio con mi cubrebocas. Mientras arreaba a Nina y Lucky para que continuaran avanzando, el pensamiento cruzó por mi mente: “Señora… afuera de Walmart venden cubrebocas”, pero fue más veloz mi caminar que mi intención…
Es claro que a algunos ha de costarle más trabajo adaptarse a la “Nueva Normalidad” más que a otros… sobre todo cuando desde un principio, fueron nuestras propias autoridades las que originaron en el ciudadano un chingo de confusión, como por ejemplo, precisamente con el uso del cubrebocas.
Al inicio de esto, se decía que sólo deberían de usar cubrebocas personal de Salud, personas con tos, enfermos, o quienes atendieran a alguien con síntomas del Covid-19… mi esposa me dijo que lo usara… ¡claro que es más fácil mandar a la fregada a Gatell y llevo toda la cuarentena extendida usando el cubrebocas!
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Espere… un dato más: la información que se da a conocer sobre las personas asintomáticas, es decir, que son portadoras del Coronavirus, pero que no presentan ningún síntoma, es que son capaz de contagiar a unos 400 individuos si están expuestos en la calle; la cifra se reduce si se mantiene en casa o guarda la Sana Distancia en un promedio de 250ytantas, de acuerdo a la rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro, Margarita Teresa de Jesús García Gasca. Luego entonces, entiendo, que si usa este asintomático el cubrebocas, se puede reducir en cantidad las probabilidades, y al contrario, si no lo usa, acercarse a los números que marca la científica y académica, o superarlos… dependiendo del nivel de responsabilidad sanitaria del individuo.
No sé hasta dónde se tenga que llevar el uso de cubrebocas en la “Nueva Normalidad”, pero me queda claro que esta transición ha de costar mucho, tanto en lo económico, como en lo mental…
Se supone que muchas oficinas de Gobierno en sus distintos niveles, como igual ha de ocurrir en los otros poderes, “reinician” poco a poco, actividades a partir de este primero de junio y por ende, deben reacondicionar sus espacios y agregar nuevos elementos a sus áreas, como la sana distancia entre escritorio y escritorio, un kit de gel antibacterial, cubrebocas y jabón “cervecero” (aquí se aplica “el chiste no es mear, sino hacer espuma”). Agregue un termómetro digital infrarrojo a la entrada, y a lo mejor, hasta cambiar ese aparato donde pone su pulgar para pasar lista de asistencia y volver al reloj marcador… bueno, ya se verá...
Lo mismo ha de ocurrir en los negocios y ha de aplicarse de acuerdo a su ramo.
Hoy en día, ya hay empresas que se dedican a la desinfección de espacios (que no a la limpieza, que no es lo mismo), como Servicio Emergente de Sanitización Ravelo, que nos lleva a replantearnos eso: o se adaptan las empresas que hoy prestan servicio de limpieza o desaparecen.
Sí, en algunos casos, se trata de “reinventarse”, de “adaptarse”, pero no todas están en condiciones de hacerlo, ya sea porque la inversión sería un estocada final o porque su ramo choca con las nuevas disposiciones sanitarias… como restaurantes, como centros nocturnos, como estadios deportivos, como los cines… le decía a la mujer que a veces uno no va a ver la película, sino va con alguien a ver la película…
Quizás por eso el vaticinio de David Velasco Chedraui suene a más certero, pero a la vez, cruel: el 30 por ciento de las empresas que bajaron sus cortinas en Xalapa durante la emergencia sanitaria, es seguro que no las vuelvan a subir… sí, quizás un poco por la Nueva Normalidad, y quizás un mucho por esa ausencia de apoyos directos del gobierno al empresario mediano, pequeño y micro, lo que representa la quiebra y por ende, miles de desempleados… a menos que se volteara a ver la propuesta del diputado Juan Manuel de Unanue Abascal que sugiere que los recursos del 3 por ciento a la Nómina se destinen para pagar un mes de salarios de empleados de empresas y comercios, lo que podría darle una bocanada de aire a este sector al que el Covid-19 lo está zarandeando… buenas intenciones, pero no creo que basten.
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