Desde el año 2012, la Organización de las Naciones Unidas, publica año con año el Informe Mundial de la Felicidad, cuyo contenido está sustentado por el grado de felicidad de la población, que resulta de la esperanza de vida saludable y el apoyo social.

El economista Richard Easterling, autor de la paradoja que lleva su nombre, considera que la riqueza material, no tiene una relación directa con la felicidad, pero todos sabemos que el entorno ayuda; hace algunos meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sugirió incluir en el Producto Interno Bruto del país, un indicativo de la felicidad de los mexicanos y dentro de su reflexión, el señor en esto último al menos, no está del todo perdido, para los gobiernos de países como Suecia y Noruega, son importantes los índices de felicidad de sus gobernados. 

Si bien comúnmente, no existe una relación directa entre los bienes materiales y la felicidad, al menos en nuestro país, si existe una relación entre el salario o ingreso y la felicidad, esto ocurre debido a que el mexicano se compara con sus vecinos y con la gente que le rodea; recurriendo a una imagen de Karl Marx, podemos afirmar que “Una casa puede ser grande o pequeña pero, en tanto las casas de alrededor sean igual de pequeñas, dicha casa cumplirá para sus habitantes todos los requisitos de una morada. Sin embargo, sí se levanta un palacio tras la pequeña casa, de pronto la pequeña casa se encogerá hasta la categoría de cabaña”, con esto no quiero decir que todos los veracruzanos, debamos tener cabañas, quiero decir que todos deberíamos de tener palacios, en un Veracruz perfecto, así debería de ser.  

Y aquí si es donde nos enrollamos, en Veracruz debido al abandono de tantos gobiernos, tiene años que todos tenemos cabañas y las cabañas están cada vez más amoladas; desde la austeridad de Fidel Herrera Beltrán hasta hoy, no hemos dejado un solo día los veracruzanos de vivir austeros; Fidel empezó con recortar salarios, gastos, etc., Javier Duarte siguió con su decreto de austeridad y Miguel Ángel Yunes Linares, terminó despidiendo a la mitad de la burocracia, para acomodar a todo su séquito, ya con la pandemia, los veracruzanos vivimos la transición de  la cabaña, a la chabola.

En la actualidad, existen estudios que destacan la la importancia que tienen las relaciones sociales, la confianza, la generosidad y la identidad social compartida en el nivel de felicidad, por eso es que al menos para la banda, para la que ¡Es un honor estar con Obrador!, resulta de  importancia, la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, porque al menos con la visita de cortesía, sienten un poco de alegría en medio del caos; por más que repiten y repiten que estamos y vamos muy bien, la realidad es que veo la chabola al final, ¡Ojalá y solo sea mi percepción!.

Cosas de la vida y menudencias

Interesante el discurso de la joven secretaria Luisa Alcalde, en el evento presidencial del sábado pasado en Xalapa, en donde destacó la importancia de los jóvenes, en la recuperación económica post Covid; que ¡Vamos mi gente!, en algún momento tendrá que ocurrir; también resulta importante que reconociera, que este ha sido uno de los sectores más golpeados durante la pandemia, ojalá y no solo quedara en un discurso más. 

El discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, en cada una de las reuniones que presidió en Veracruz no ha cambiado, los apapachos al gobernador García Jiménez, los recordatorios de la corrupción en los puertos, en los gobiernos neoliberales, si acaso lo único raro de toda la gira, fue tanto calor a la alcaldesa panista de Córdoba, Leticia López a quien todo mundo desprecia y odia, ¡Muy raro!. 

En el evento del sábado en Xalapa, no hubo acceso a curiosos, dejaron afuera a la senadora Gloria Sánchez y no hubo miembro alguno del gabinete estatal presente, debe ser por la pandemia, mucha exclusividad, ¿Quién sabe qué hacía Hipólito Rodríguez ahí?, supongo que lo mismo que Lety López. 

Cuentan que Manuel Huerta, el super delegado federal y su robusta humanidad, dieron tremendo azotón, en el Puerto de Veracruz ayer domingo, acaso será el preludio de algo más ¿Quién sabe?. 

En fin mis hermosos, iniciamos semana. 

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