Un día, un arqueólogo que había llegado a realizar un estudio a un pueblo indígena le preguntó a don Juan, el chamán, qué se necesitaba para ser un hombre de conocimiento. Le respondió que vencer cuatro enemigos, aunque al cuarto se le vencía solo parcialmente:
El primero era derrotar el miedo y las inhibiciones internas; “ganarle al enemigo que ronda nuestra conciencia y que muchas veces nos hace callar cuando debemos de hablar”.
El segundo, encontrar el justo medio de todas las cosas, “para vivir en el equilibrio de lo bueno y lo malo, de lo aceptable y lo inaceptable”.
El tercero, aprender a controlar el poder y no ser víctima de él, “porque el poder al listo lo marea y al tonto lo enloquece”.
Y el cuarto, “mantenerte lúcido en los últimos años de tu vida para, en la vejez, esperar la muerte”. “Entonces serás un hombre de conocimiento”.
Renato dijo que esa había sido la última enseñanza que le había dejado don Fernando. “Fue una traducción sencilla del comportamiento más correcto en la política”. Casi dos meses después, Alarcón Guevara fue designado presidente del Comité Directivo Estatal del PRI.
Debo decir que el texto que leyó me llamó la atención por su contenido, pero también me sorprendió darme cuenta que era un muchacho con buen nivel de preparación, con lecturas, y con una virtud: saber escuchar a sus mayores (lo había conocido antes como secretario particular del entonces dirigente estatal del PRI, Adolfo Mota Hernández, pero no lo había tratado mayormente).
El pasado 28 de agosto, el presidente de la Fundación Colosio Nacional, José Murat Casaab, le tomó protesta como presidente de la Fundación Colosio filial Veracruz, y esta vez me ha sorprendido la propiedad política con la que se conduce, como lo refleja una carta que le dirigió al senador Ricardo Ahued Bardahuil, ambos ahora en trincheras opuestas (uno en el PRI, el otro en Morena).
Política; es posible conducirse con propiedad
La misiva –y para mí eso es lo interesante– es un testimonio de cómo es posible conducirse en la política con propiedad, con altura de miras, con respeto, como dicen, en forma civilizada, y que la militancia en partidos opuestos no es un obstáculo para la comunicación con el otro, para la crítica velada pero con elegancia, para el reproche si se quiere, incluso para ser puntilloso pero sin caer en el insulto, en la ofensa o en la descalificación que degradan tanto al degradante como al degradado.
Cuando suceden cosas así comprueba uno que Veracruz tiene salida, que por fortuna tenemos actores políticos que pueden rescatar el Estado y dignificar una ciencia, un arte, un oficio como es la política, que muchos, en los últimos años, han llevado al nivel más bajo del que se tenga memoria.
El 6 de octubre, en su cuenta de Facebook, el senador Ricardo Ahued expresó su posición respecto a la desaparición de los fideicomisos que dispuso el presidente Andrés Manuel López Obrador, de su partido, posición en congruencia con la que ha sido una característica suya, que lo ha distinguido, de expresar abiertamente en lo que está de acuerdo y en lo que no también:
“Lamento que se proponga la desaparición de fideicomisos y recursos de importantes proyectos para la ciencia, la tecnología, la cultura, el cine y sobre todo en pro de acciones de financiamiento rural, en especial el CONACYT”.
Al día siguiente, Renato Alarcón le envió la siguiente:
“Carta al Senador Ricardo Ahued Bardahuil
Estimado Ricardo:
Primero te digo que te respeto como ser humano; como persona, como empresario y ciudadano íntegro. Te conozco por mi familia prácticamente desde que tengo uso de razón y siempre he tenido una buena opinión de ti.
Con lo que hoy pones en un comentario en tu muro del Facebook, me confirmas lo que alguna vez llegamos a platicar parados afuera de tu tienda de La Pradera (donde por cierto me regalaste una cafetera): las instituciones no son malas, las que se equivocan son las personas.
Las instituciones se rescatan y las personas que las destruyen normalmente cambian de bando; yo no creo tú seas de esos, porque tú cambiaste de partido creyendo en la esperanza de México; y a mí me tocó lamentar tu salida del PRI siendo yo Presidente del Partido en el Estado; aunque también reconozco que fui duro en mis comentarios hacia ti porque no podía ser de otro modo.
Respeto mucho tu valentía para coincidir, como Senador de Morena, con priistas, panistas y perredistas en que la desaparición de los fideicomisos es un atentado contra la patria; fideicomisos que atienden diferentes temas relacionados con salud, deporte, ciencia, cultura, medio ambiente y tecnología, entre otros.
Ojalá que esta declaración no provoque una de dos cosas: uno, que te persiga ahora la Unidad de Inteligencia Financiera; o dos, que te obliguen a jugar la candidatura de MORENA por Xalapa. Y te lo digo porque así se las gastan en el ejercicio de poder del partido al que perteneces.
Qué bueno que en lo federal defiendas a México; en lo local habemos algunos cuantos que estamos dispuestos a hacerlo y necesitamos toda la ayuda para rescatar a Veracruz y principalmente a la zona metropolitana de la capital, a Xalapa y a Emiliano Zapata, de las garras de Morena.
Yo aquí sigo, ahora en la Fundación Colosio con mi militancia íntegra; reconociendo lo que algunas personas militantes de mi partido hicieron muy mal en su ejercicio de gobierno, pero convencido de que el PRI es mucho más que quien temporalmente gobierna.
Ojalá que en el presente y en el futuro todas las personas que te respetan y te estiman se den cuenta que hasta tú, que creíste en Morena, no puedes coincidir con tanto atropello institucional. Están destrozando todo.
Te saludo con el afecto de siempre y celebro que estés en contra de esta iniciativa.
Lo que es la vida, tuviste que dejar las filas del PRI para coincidir más con nosotros que con ellos.
Recibe un abrazo”.
En el prólogo de Paz
Sobre el libro de Castaneda, vale la pena decir que tiene un prólogo de Octavio Paz, y que hasta 2016 llevaba ya 14 reimpresiones. En ese prólogo expresa el Premio Nobel: “más vale ser desconocido que mal conocido. La mucha luz es como la mucha sombra: no deja ver”.
En general y por lo demás, qué duda cabe sobre la luz propia que tiene el senador Ahued incluso sobre su actual partido, tanto que encaja en lo que dijo ayer al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el vergonzoso pleito que traen en Morena: “Yo creo que la transformación de México tiene que ver con los ciudadanos, no hay ningún partido que pueda solo llevar a cabo una transformación, la están haciendo los ciudadanos”. Ahued puede hacer la de Veracruz con o sin partido, como ciudadano, como un buen ciudadano. |