Duarte ataca, Yunes responde. Yunes ataca, Duarte responde. Y así en ulterior… Encadenamiento de faramalla que veremos, por lo menos, de aquí al 2018.
La realidad, más allá del jaloneo de medias, es un acuerdo bilateral, que si bien no fue concertado con Javier Duarte, lo fue realizado más arriba, y éste en obediencia y a cambio de inmunidad cierta, sólo acata con rehúso evidente.
Farsa pura es la rivalidad que cada par de días vemos desbordadas en las portadas de los periódicos más importantes y serviles del Estado. Si en sustantividad se quisiera poner un freno al evidenciado Javier Duarte, la batalla no sería con ruedas de prensa sino con la fuerza y presión política que el PAN por sí sólo tiene en el Congreso de la Unión y la Legislatura local…
La osadía de no actuar más allá, responde al igual a un trasfondo de mera equivalencia política entre el PRI y PAN a nivel nacional, que en el caso Veracruz se tiñe y permea de forma peculiar con el efecto de lograr refrendar y mantener el triunfo albiazul en uno de los Estados con mayor padrón electoral.
No olvidemos que quienes hoy se confrontan, azules y rojos, son los mismos que se pusieron de acuerdo en los altos mandos para, en complicidad, aprobar las reformas y leyes que hoy comprobamos son una farsa, y sabemos afectan al mexicano.
Es muy pronto para empalagarnos de este show, pues nos esperan dos años de guerra mediática en contra de actor político cualquiera que pretenda no sumirse; dos años también en los que la libertad de expresión se defienda y exalte en tribunas, pero sea asfixiada con la misma mano en la opacidad. Dos años una guerra mediática simulada por un azul tiznado.
@yairademar
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