Crónicas Urgentes.
Claudia Constantino.
 

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Este tiempo cuando todos son malos
2017-02-10

Por increíble que parezca, el gobernador de Veracruz se muestra sorprendido ante la negativa de los diputados del PRI y Morena a su plan de reestructuración de la deuda pública del estado. Ha salido a los medios, en su más puro enérgico estilo, para acusarlos, de cara a la ciudadanía, de no querer, por el bien de Veracruz, jalar con él. Ha dicho que es preciso abandonar las venganzas políticas y los intereses partidistas por el bienestar del estado todo. Ignora, permanentemente, que en el pedir está el dar y que no se ha caracterizado por sus dotes de buen negociador.


         Es inaudito que Miguel Ángel Yunes, durante los primeros meses de su gobierno, se haya empeñado en señalar a todos sus disidentes como los malos de la película; insistir en vincular a absolutamente todos los actores políticos de los demás partidos con “los personajes que saquearon a Veracruz” y, ahora que los necesita, exigirles que cooperen.


         Hoy, en un golpe de realidad, el gobernador se enteró de que no es un señor feudal y que Veraceuz no es territorio monárquico. El Congreso de Veracruz le demostró que la democracia se construye desde la divergencia de ideas, y que para llamarse demócrata hay que respetar todas las opiniones y buscar consensos por la vía de la negociación política, y no por la via de las ríspidas declaraciones en los medios de comunicación.


         El contrariado ejecutivo estatal asegura que, con su propuesta de reestructura, los veracruzanos pagarán un poco menos por la insultante deuda, herencia de los gobiernos priistas. Lo que no ha dicho es que dejó fuera del plan la deuda que mantiene el Gobierno del Estado con los municipios de Veracruz. En próximos días buen número de alcaldes, que ven en esa omisión una “venganza política yunista”, se reunirán para acordar acciones que le recuerden al gobernador las consecuencias de su deliberado olvido.


         Como es normal, en año electoral, cada paso en falso que el recién llegado gobernador dé, es como pisar arenas movedizas y, entre menos cuidado tenga, puede ir enterrando en ellas su proyecto transexenal. Al parecer, quiere seguir empleando la táctica que le resultó bien en campaña: pasarse gritando: “al ladrón”, dirigiendo los reflectores a los funestos personajes duartistas que hoy comienzan a pagar por sus yerros, al menos mediáticamente, pues a la fecha no hay nadie sentenciado; y “evidenciando”, en sus declaraciones a la prensa, a quienes no apoyan sus propuestas.


         No es sencillo para los veracruzanos evaluar a tirios y troyanos. Todos los partidos se lanzan acusaciones; se reprueban acciones y dichos; se “sacan los trapillos al sol”, y Veracruz no avanza. No se han visto avances en materia de desempleo, seguridad y salud, ni mejora tras la debacle financiera que nos dejó el duartismo. Todo parece empantanado, porque culpar a las administraciones pasadas parece ser la única estrategia que justificara la falta de resultados; qué decimos resultados, avance alguno por parte de esta nueva administración estatal que prometió que sí sabía cómo sacar a Veracruz del atolladero.


         La luna de miel con el “gobierno del cambio” ya pasó. Los muchos despedidos; los desempleados en mayor número; las madres de los desaparecidos; los presidentes municipales en espera de sus pagos; las amas de casa a las que cada día les alcanza menos el dinero; los estudiantes de la UV que creyeron en las promesas de campaña del gobernador Yunes, apoyadas por la señora rectora; los dueños y empleados de todas las empresas que han cerrado recientemente en Veracruz; siguen esperando los primeros avances, los primeros certeros pasos del nuevo gobierno de Veracruz.


         Cansados de escuchar que todos los partidos son lo mismo, desesperados por la larga espera de tiempos mejores, los veraccruzanos ya no sólo pueden escuchar, leer y comprobar que “todos son malos”. Es tiempo de ponerse de acuerdo, de conciliar, de parar el fuego, incluso el “fuego amigo”, y adoptar una postura más seria, democrática y de Estado. Es tiempo de que Veracruz deje de estar en las fauces de los políticos, que en estos tiempos todos son malos. ¿Y los ciudadanos?


 


Cualquier comentario para esta columna, que mira en lontananza, a: aerodita_constantino@hotmail.es


         

 
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