Sin embargo, Javier Duarte estuvo siempre muy lejos de cometer un crimen perfecto, pues infantilmente lo que hizo fue robar a ojos vistos y salpicar más de lo debido.
Dejó que muchos a su alrededor recibieran la abundancia y un crimen no puede permanecer oculto habiendo tantos testigos.
Ojalá y no con el tiempo, luego de que las malas investigaciones y sus abogados lo pongan en libertad, pueda decir altivo: ¡Sí hay crimen perfecto! |