Si no quieres el escarnio público, no robes. Javier Duarte, pese a lo que digan y gusten y manden, sigue bajo la presunción de inocencia. ¡Y sí! Ya sabemos que seguramente es de lo peor… pero la ley hay que respetarla, y el que lo empujen, destruyan su alimento y lo amenacen, no son prácticas convencionales.
Al parecer los veracruzanos estarían muy contentos si se le pusiera en una picota en la Plaza Lerdo, amarrado como puerco y a disposición de cualquier vejación posible.
La mayoría de los comentarios en redes sociales acerca del bullying del que está siendo acoso el ex gobernador, van en el sentido de que “eso y más se merece”.
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