José Luis, como la canción, dejó en el ambiente político (tan ligado al empresarial) ese sentimiento en el que nomás los suspiros se oyen.
Y es que al ex priista lo han de estar viendo en el partido con esa añoranza que da el tiempo, pues no cualquiera tiene tantas relaciones ni es tan aceptado en el gremio empresarial de todo el Estado.
En fin, lo tenían, era suyo, y lo dejaron ir.
Como decía el difunto Germán Dehesa: dibodobadito. |